Semana del Cine ULima 2025: Nueva ola y Romería

Comparto mis críticas de dos películas que formaron parte de la Muestra Internacional en la edición N° 11 de la Semana del Cine de la Universidad de Lima: Nueva ola y Romería. Ambas compitieron por la Palma de Oro en el Festival de Cannes.


Nueva ola (Nouvelle Vague, Francia, 2025) recrea con suma devoción y cariño el rodaje de la película Sin aliento (1960) de Jean-Luc Godard y retrata el contexto en el que se forjó, rindiendo un tributo no solo a ese clásico que cambió la historia del cine, sino a su visionario director y al movimiento revolucionario de la Nueva Ola francesa. Sin embargo, a pesar de que es encantadora y depara muchos placeres cinéfilos, no deja de ser una ironía que se trate de un biopic hasta cierto punto convencional sobre una película que rompió con todo tipo de convenciones.

El joven crítico de cine de la revista Cahiers du Cinéma Jean-Luc Godard (Guillaume Marbeck) decide filmar su primer largometraje, luego de que sus colegas críticos, tales como François Truffaut y Claude Chabrol ya filmaron sus respectivas películas. Entonces, Godard le pide a Georges de Beauregard (Bruno Dreyfürst) que produzca su ópera prima, mientras convence a los actores Jean-Paul Belmondo (Aubry Dullin) y Jean Seberg (Zoey Deutch) para que la protagonicen.

El cineasta estadounidense Richard Linklater (autor de obras maestras como Boyhood y las tres películas de la saga Before) y su equipo de guionistas recrean a la perfección las ciudades de París y Cannes a fines de la década de 1950 y nos transportan a una época de gran ebullición creativa y artística, mientras se sientan las bases de la Nueva Ola y sus autores rompen con la tradición del cine francés para establecer sus propias reglas.

De esta manera, la película muestra a Godard como un genio que, ante los ojos de su productor o sus actores podía parecer caprichoso e improvisado, pero que en realidad tenía clara su visión creativa y era consciente de que estaba creando una nueva forma de entender y filmar el cine: como un registro de la realidad con naturalidad y sin artificios, incluso sin un guion propiamente escrito (solo ideas que se van desarrollando en el momento) y sin grabar el audio sincronizado con la imagen.

Filmada en blanco y negro, en idioma francés y con un elenco donde destacan Guillaume Marbeck y Zoey Deutch, la película está llena de guiños cinéfilos y fugaces apariciones de grandes personalidades del cine (desde Roberto Rossellini hasta Agnès Varda) que harán las delicias de los espectadores más conocedores de ese período de gloria de la historia del cine, en el que se gestó una verdadera revolución que inspiró a varias generaciones de cineastas alrededor del mundo, incluyendo a Richard Linklater. Nueva ola no es ni pretende ser revolucionaria como Sin aliento, pero cumple con creces su función de ser un homenaje cálido, emocionante e impecablemente realizado.

Calificación: 7/10.


Romería (España, 2025) es un contundente, emotivo y poético relato con tintes autobiográficos, en el que la cineasta Carla Simón se sumerge en las catacumbas de la memoria y los secretos familiares, para cuestionar su herencia afectiva, buscar los cimientos de su identidad y reivindicar la historia honesta, sin adornos ni censuras, de los padres ausentes.

Marina (Llúcia Garcia) viaja de Barcelona a Vigo para conocer a la familia de su padre biológico, quien falleció de sida cuando ella era muy pequeña. Ella necesita que sus abuelos firmen unos documentos que le exigen para aplicar a una beca en la universidad. Sin embargo, aunque inicialmente sus tíos y primos son amables y cálidos con ella, poco a poco se revela que la presencia de Marina es un incómodo recordatorio de los secretos del pasado que avergüenzan a la familia, especialmente a sus abuelos.

Luego de las notables Verano 1993 y Alcarràs, la directora catalana Carla Simón continúa demostrando su maestría para diseccionar las dinámicas familiares, en toda su complejidad, sus contradicciones, sus puntos de encuentro y desencuentro. Pero mientras que en sus dos primeros largometrajes, había un punto de vista infantil para entrar al mundo de los adultos, su tercera película privilegia la perspectiva de una mujer de 18 años, que está haciendo la transición hacia la vida adulta mientras se enfrenta a una historia familiar largamente escondida en las sombras.

Asimismo, mientras en sus dos primeras películas el enfoque era más realista y recatado, en Romería Simón no abandona ese registro naturalista para abordar el viaje de su protagonista, pero esta vez le añade una atmósfera onírica, un asomo de erotismo y un barniz de realismo mágico para reconstruir la historia de los padres fallecidos de Marina. A partir del diario de su madre, Marina fantasea con esos veranos idílicos en la costa gallega en la que sus progenitores disfrutaban la vida sin tabúes y sin frenos; pero como en una representación cinematográfica, Marina se imagina a ella misma y a su primo Suso (Mitch) interpretando los roles de sus padres.

En Romería, Carla Simón nos abre el libro de su vida y nos invita a cuestionar las consecuencias de la estigmatización a nivel generacional y a observar cómo los prejuicios y la vergüenza compartida pueden ser más contagiosos y dañinos que la propia enfermedad. Asimismo, con gran sensibilidad y confianza en el poder evocador de sus imágenes, filma una película de fantasmas en la que los muertos vuelven a caminar entre los vivos, pero no para aterrorizar a nadie, sino para revivir a través de su hija y permitir que sea ella quien cuente su verdadera historia y mantenga vivo su legado como una llamarada rebelde que se rehúsa a extinguirse.

Calificación: 8/10.

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