Apocalipsis mañana
Cuando Pixar Animation Studios estrenó Toy Story en 1995, surgió una nueva era para el cine de animación. Este mismo estudio, en sociedad con Disney, ha seguido innovando desde entonces y ha conseguido grandes éxitos de taquilla, como Monsters, Inc., Buscando a Nemo, Los Increíbles y Ratatouille. No todas fueron películas excelentes, pero al menos tenían propuestas interesantes. Este año presentan uno de sus más ambiciosos proyectos: Wall E.
Este film nos introduce a un escenario apocalíptico y desolador, inusual para una cinta animada. El planeta Tierra ha sido abandonado por la humanidad hace 700 años, debido a la creciente contaminación y acumulación progresiva de basura. Wall E (siglas de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) es un robot que fue programado para crear cubos compactos de desechos metálicos, para lo cual hurga en la basura y separa aquello que se puede llevar de recuerdo a su casa. Él no tiene más compañía en el mundo que una cucaracha, hasta que llega Eva, una robot que debe cumplir una misión confidencial en la que Wall E se compromete hasta las últimas consecuencias.
Para simplificar las narraciones de sus films anteriores, los creativos de Pixar hicieron hablar a juguetes, monstruos, carros y todo tipo de insectos y animales. Pero aquí su tarea es más complicada, porque los robots no hablan más de 2 ó 3 palabras, con lo cual por momentos Wall E más parece un homenaje al cine mudo. ¿Suena aburrido? Todo lo contrario. A falta de comunicación verbal, los dos robots protagonistas se las ingenian para decirse un mundo entero con la mirada, con movimientos de las extremidades, con pequeños sonidos que representan desde miedo hasta rabia.
El contraste entre ambos personajes es divertido e impresionante. Wall E es ingenuo, inofensivo y soñador; colecciona las más inimaginables chucherías y ve todas las noches el musical Hello, Dolly! para aprenderse los pasos de baile. Eva es una robot de diseño más sofisticado y con funciones más deslumbrantes, como volar y disparar rayos láser, que además tiene un carácter explosivo, impaciente y pegado a las reglas, al estilo de una policía de tránsito o una espía encubierta. Wall E la idealiza y sueña con tomarla de la mano para bailar juntos como en su película favorita, y en ese amor platónico radica parte del inagotable encanto de esta película.
Lo interesante de esta propuesta es que además combina de forma audaz y sarcástica temas tan vigentes como el consumismo excesivo, la obsesión por la tecnología y la indiferencia humana con respecto al medio ambiente. El guión se burla de la sociedad actual y todas sus formas de egoísmo, las cuales podrían llevarla algún día a un escenario no muy diferente del que plantea esta cinta aparentemente inofensiva. Pixar ha conseguido con Wall E un nuevo hito, un clásico instantáneo del cine de animación, al inmortalizar a un personaje que es la ternura misma, disfrazada de prismáticos, lata y tuercas.
Este film nos introduce a un escenario apocalíptico y desolador, inusual para una cinta animada. El planeta Tierra ha sido abandonado por la humanidad hace 700 años, debido a la creciente contaminación y acumulación progresiva de basura. Wall E (siglas de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) es un robot que fue programado para crear cubos compactos de desechos metálicos, para lo cual hurga en la basura y separa aquello que se puede llevar de recuerdo a su casa. Él no tiene más compañía en el mundo que una cucaracha, hasta que llega Eva, una robot que debe cumplir una misión confidencial en la que Wall E se compromete hasta las últimas consecuencias.
Para simplificar las narraciones de sus films anteriores, los creativos de Pixar hicieron hablar a juguetes, monstruos, carros y todo tipo de insectos y animales. Pero aquí su tarea es más complicada, porque los robots no hablan más de 2 ó 3 palabras, con lo cual por momentos Wall E más parece un homenaje al cine mudo. ¿Suena aburrido? Todo lo contrario. A falta de comunicación verbal, los dos robots protagonistas se las ingenian para decirse un mundo entero con la mirada, con movimientos de las extremidades, con pequeños sonidos que representan desde miedo hasta rabia.
El contraste entre ambos personajes es divertido e impresionante. Wall E es ingenuo, inofensivo y soñador; colecciona las más inimaginables chucherías y ve todas las noches el musical Hello, Dolly! para aprenderse los pasos de baile. Eva es una robot de diseño más sofisticado y con funciones más deslumbrantes, como volar y disparar rayos láser, que además tiene un carácter explosivo, impaciente y pegado a las reglas, al estilo de una policía de tránsito o una espía encubierta. Wall E la idealiza y sueña con tomarla de la mano para bailar juntos como en su película favorita, y en ese amor platónico radica parte del inagotable encanto de esta película.
Lo interesante de esta propuesta es que además combina de forma audaz y sarcástica temas tan vigentes como el consumismo excesivo, la obsesión por la tecnología y la indiferencia humana con respecto al medio ambiente. El guión se burla de la sociedad actual y todas sus formas de egoísmo, las cuales podrían llevarla algún día a un escenario no muy diferente del que plantea esta cinta aparentemente inofensiva. Pixar ha conseguido con Wall E un nuevo hito, un clásico instantáneo del cine de animación, al inmortalizar a un personaje que es la ternura misma, disfrazada de prismáticos, lata y tuercas.
Título Original: Wall E
Director: Andrew Stanton
País y Año: Estados Unidos, 2008
Con las voces de: Ben Burtt, Elissa Knight, Jeff Garlin, Fred Willard, Sigourney Weaver, entre otros.
Calificación: ****
Director: Andrew Stanton
País y Año: Estados Unidos, 2008
Con las voces de: Ben Burtt, Elissa Knight, Jeff Garlin, Fred Willard, Sigourney Weaver, entre otros.
Calificación: ****
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