El último vals en La Paz

El director Marc Forster ha tenido una carrera bastante ecléctica en los últimos años. Invitó a Halle Berry a despojarse de sus prendas e inhibiciones para conseguir el Oscar a la mejor actriz en Monster's Ball, motivó a Johnny Depp a ponerse en los zapatos del autor de Peter Pan en Finding Neverland, hizo que Will Ferrell se cuestionara si su vida era realidad o una ficción manipulada por una escritora en Stranger than Fiction y expuso las crueldades del régimen talibán en Cometas en el cielo. Después de proyectos tan variados, ahora asume el reto de dirigir la vigésimo segunda película en la serie del espía James Bond, Quantum of Solace.

Esta cinta se presenta como una continuación de Casino Royale, aquella que introdujo a Daniel Craig en el papel del famoso agente 007. James Bond está devastado por la pérdida de Vesper Lynd, la mujer que amó y que lo traicionó. Tiene una aniquiladora sed de venganza y su búsqueda de los culpables se interpondrá con la misión que le es encomendada de perseguir a Dominic Greene (Mathieu Amalric), un supuesto filántropo que en realidad quiere quedarse con las reservas de agua de varios países pobres.

Las infaltables chicas Bond de turno son Camille (Olga Kurylenko) y Strawberry Fields (Gemma Arterton). Al igual que James Bond, Camille es una mujer que arrastra una fuerte tragedia en su pasado y que deberá unir fuerzas con él para enfrentarse a sus respectivos demonios, aunque el estado de desolación en que se encuentran implique no encontrar el momento indicado para involucrarse sentimentalmente. Dicho sea de paso, la caprichosa decisión de casting de contratar a una modelo ucraniana como Olga Kurylenko para que interprete el papel de una boliviana, se perdona en parte gracias a su belleza tan exótica y a que de verdad no habla tan mal el castellano como Daniel Craig.

Uno de los aspectos que más me llamó la atención del guión es que la organización criminal que persigue Bond desea aprovecharse de las reservas de agua de un país tan pobre como Bolivia. Aunque en principio, suena a una idea algo disparatada o un chiste de mal gusto, es interesante que un tema tan ajeno a Hollywood como la escasez de agua aparezca en una película de acción y espionaje y no sólo en los documentales de Al Gore. Obviamente, se toca el tema de forma muy superficial, pero aún así es una idea audaz, por decir lo menos.

Y si ver a James Bond corriendo por el desierto de Atacama o viajando en un bus boliviano suena bizarro, me pareció aún más surreal escuchar en medio de una escena los primeros acordes del conocido vals criollo “Regresa” en versión electrónica. Sucede que el DJ peruano Jaime Cuadra aportó tres de sus mezclas de música criolla con electrónica a la película. El resultado final, para mi sorpresa, no desentona.

Quantum of Solace no llega a superar el manto de frescura y sensualidad que cubría a su predecesora Casino Royale, pero de todas maneras tiene sus propios atributos y escenas absolutamente formidables como la reunión de los criminales de alto vuelo en la ópera. Por sus grandes dosis de violencia, muchos la han comparado con la trilogía de otro agente atormentado: Jason Bourne; pero lo cierto es que Bond mantiene intactos sus rasgos característicos de elegancia y seducción.

Título Original: Quantum of Solace
País y Año: Reino Unido, Estados Unidos 2008
Director: Marc Forster
Actores: Daniel Craig, Olga Kurylenko, Mathieu Amalric, Judi Dench, Gemma Arterton, Jeffrey Wright
Calificación: *** 1/2

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