Festival de Lima 2020: Reseñas de la competencia de ficción – Parte 2

En la publicación anterior, escribí críticas de 4 películas de la competencia de ficción del Festival de Lima 2020: Manco Cápac, Samichay, en busca de la felicidad, La restauración y Blanco en blanco.

En esta segunda parte, comparto las críticas de otras 5 películas de la competencia de ficción, provenientes de Argentina, Brasil y Chile.

Argentina

Las Mil y Una es una película notable, cálida y apasionante. Con un registro naturalista, presenta a un diverso grupo de adolescentes que viven la afirmación de su identidad sexual y el descubrimiento de un deseo interno en plena ebullición. 

Además, el guion integra de forma orgánica temas como la estigmatización que rodea a las enfermedades de transmisión sexual, así como los rumores y prejuicios que señalan a todos aquellos que se atreven a salirse del patrón. Los diálogos emanan curiosidad y espontaneidad para mostrar los lazos de complicidad que unen a los personajes.

La directora Clarisa Navas construye un retrato generacional que se siente genuino y cercano, acompañando el coming of age de la protagonista Iris a través de largos planos secuencia. Los cuerpos de los personajes llenan los espacios reducidos al punto de mostrarse incompletos en el encuadre, como una representación de su deseo de salirse de los moldes tradicionales que la sociedad les quiere imponer. Calificación: 8/10.

Emilia narra el retorno de una mujer a su pueblo natal tras la ruptura con su novia. Vuelve a casa para atravesar el período de duelo mientras intenta liberarse de ciertas ataduras que la asfixian. Por eso, en su viaje de descubrimiento intenta respirar un aire más familiar, para sentirse viva otra vez.

La protagonista Sofía Palomino ofrece una actuación magnética, en la que su presencia es siempre misteriosa. Logra una acertada representación de ese estado de confusión, nostalgia y búsqueda de placeres pasajeros que suelen llegar tras una separación. Incluso el guion tiende a dejar algunos conflictos irresueltos a propósito, para contribuir a ese estado de desorientación. 

El director César Sodero logra una cuidada puesta en escena en la que los elementos del encuadre están dispuestos para que fijemos siempre la atención en su protagonista, en su cuerpo que anhela una conexión emocional, en su mirada que busca respuestas en ese pueblo donde no se siente del todo completa. Calificación: 7/10.

Brasil

Mi nombre es Bagdá (Meu Nome é Bagdá) cuenta la historia de una rebelde adolescente skater y a partir de ella, explora temas como la reivindicación de la feminidad dentro de espacios típicamente masculinos y la necesidad de tomar al toro del machismo tóxico por las astas.

La cineasta Caru Alves de Souza crea un relato que fluye con la misma naturalidad y fuerza de esos viajes que hace Bagdá por las calles de Sao Paulo, mientras alterna las interacciones de la protagonista con su familia compuesta únicamente de mujeres, su grupo de amigos skaters y los compañeros de trabajo de su madre. En todos estos entornos, se dibujan retratos de hermandad y solidaridad.

En el sólido elenco, destacan todas las actrices y especialmente, la protagonista Grace Orsato, quien le da a Bagdá un encanto peculiar, el de un espíritu intrépido que no teme alzar su voz y defender su derecho a abrirse paso para reclamar su propio espacio, siempre a bordo de su skate. Calificación: 7/10.

La fiebre (A Febre) transcurre en el puerto de Manaos, donde trabaja Justino como guardia de seguridad. En las primeras escenas, unos encuadres impresionantes lo muestran caminando en medio de enormes contenedores que parecen encajonarlo y devorarlo.

Justino proviene de la comunidad indígena de los Desana, pero lleva muchos años viviendo en la ciudad, bajo los parámetros de la sociedad occidental. Sin embargo, el reciente fallecimiento de su esposa y la próxima partida de su hija, quien va a estudiar medicina en Brasilia, desencadenan en él una fiebre que en realidad es la manifestación de malestares ligados al desarraigo, el abandono y la añoranza de un pasado más feliz. 

Después de una experiencia previa en documentales, la directora Maya Da-Rin filma en su primer largometraje de ficción una interesante mirada sobre los choques culturales a los que se enfrenta la población indígena cuando se insertan en modos de vida y trabajo más fríos, cuadriculados y agresivos (allí está por ejemplo, el otro guardia que suelta sin disimulo alguna frase racista cada vez que habla con Justino). 

Además, la película proyecta interesantes paralelos que contrastan la vida en la selva y en la ciudad, los males de la mente y los del cuerpo, la tradición y la modernidad, la calma del hogar y el peligro que acecha afuera, en la forma de un animal salvaje que representa acaso el miedo de Justino a quedarse solo. Calificación: 7/10.

Chile

Algunas bestias es una película perturbadora y claustrofóbica. El cineasta Jorge Riquelme Serrano encierra al espectador en una casa deshabitada en una isla, junto a una familia disfuncional compuesta de personajes desagradables, con los que pretende representar las distintas perversiones de la alta sociedad chilena.

A pesar de un sólido inicio en el que se siembran las semillas de los conflictos latentes y un inquietante desarrollo en el que se exploran las tensiones entre los personajes, el desenlace apuesta por un espectáculo vil e innecesariamente explícito en el que se intenta incomodar al público con una escena controvertida, pero ejecutada de manera burda y sensacionalista.

En medio del catálogo de monstruosidades que quiere enfatizar el director, lo más destacable es el loable trabajo del elenco, encabezado por los experimentados Alfredo Castro y Paulina García, quienes encarnan a los patriarcas de esta familia que lleva la falta de escrúpulos y el abuso de poder al límite de lo tolerable. Calificación: 5/10.

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