Chabuca: Unas polleras brillan más que otras
Chabuca (Perú 2024) es una película biográfica sobre el actor, conductor de televisión y drag queen Ernesto Pimentel. Aunque ocasionalmente tiende a caer en la hagiografía y nunca se desprende del corsé de ser una elogiosa “versión oficial” de la vida de su protagonista, tiene algunos méritos que inclinan (ligeramente) la balanza a su favor y la elevan por encima de otros largometrajes de la productora Tondero, especialmente aquellos dirigidos al público masivo.
A nivel técnico, la película es más que competente, especialmente en la dirección de arte y el diseño de vestuario, que contribuyen a lograr una buena recreación de los años 90. Aunque el montaje mantiene un ritmo ágil, se abusa del recurso de volver demasiadas veces a la escena del desmayo de Chabuca en un set de televisión, al punto de perder impacto cuando el relato finalmente llega a ese punto.
El guion firmado por Mariana Silva, Ítalo Cordano y Christopher Vázquez acierta parcialmente en la exploración de las relaciones interpersonales que contribuyeron a definir el carácter de Ernesto, especialmente su madre, su abuela y sus amigos. Sin embargo, el guion también cae en varios clichés frecuentes en las historias de superación de la adversidad y peca de maniqueísmo, evidenciando una preocupación por mostrar a Ernesto como un héroe o un santo sin defectos; y a André como un villano depredador y tóxico.
Haciendo las sumas y restas, Chabuca resulta más convincente cuando se concentra en las emociones de su protagonista y en la exploración de sus lazos familiares y amicales, así como cuando pone sobre el tapete la revelación de su diagnóstico de VIH+ en televisión abierta, un tema tabú en la conservadora sociedad peruana de los años 90 (no muy distinta de la actual, valgan verdades). Además, destaca la representación respetuosa y empática de la comunidad LGTBIQ+, sin las caricaturas chabacanas ni las exageraciones ofensivas que se ven, por ejemplo, en el cine de Ani Alva. Y por supuesto, la notable actuación de Sergio Armasgo es un hallazgo que no debería pasar desapercibido y que debería abrirle las puertas a una auspiciosa carrera en el cine.
Calificación: 6/10.
La película narra la niñez de Pimentel en Arequipa, cuando vive junto a su madre (Norka Ramírez). Luego, se muda a Lima con su abuela (Haydeé Cáceres). Desde que es adolescente, Ernesto (Sergio Armasgo) tiene que buscar distintas maneras para ganarse la vida. Tras probar suerte como actor y bailarín, crea el personaje de la Chola Chabuca, con el que hace monólogos humorísticos en discotecas, hasta que capta el interés de un productor de televisión y se convierte en una estrella.
Chabuca ha abierto un debate entre los críticos locales sobre si es la mejor película de Tondero o no. A pesar de sus aciertos, considero que no es superior a Magallanes, El elefante desaparecido o Solos. Pero sí corrige algunos desaciertos de otras películas comerciales de esta productora, tales como las sagas Asu Mare y Locos de amor, caracterizadas por la presencia intrusiva del product placement, actuaciones propias de un programa cómico de televisión y la inclusión de moralejas o mensajes aleccionadores.
En la filmografía del director Jorge Carmona se encuentran títulos tan diversos e irregulares como la película de acción La gran sangre: La película, el drama Condominio, el musical Av. Larco, la película y el drama de historias paralelas Frontera azul (que codirigió junto a Tito Köster). En su quinto largometraje, Carmona se aventura en el biopic y demuestra cierta sobriedad en su puesta en escena, que se aleja de excesos melodramáticos y caricaturescos de sus películas anteriores.
Sin duda, el punto más alto de la película es la reveladora actuación de Sergio Armasgo, quien sale bien librado del desafío de interpretar dos papeles: el personaje privado Ernesto, a quien le confiere una mezcla de espontaneidad y vulnerabilidad; y el personaje público de Chabuca, que debe emanar un carisma y una algarabía a prueba de tragedias personales. En roles secundarios, también destacan Norka Ramírez y Haydeé Cáceres como las fuerzas protectoras de Ernesto; y Miguel Dávalos, como el voluble André (inspirado en Alex Brocca), con quien Ernesto tiene un romance tormentoso.
Chabuca ha abierto un debate entre los críticos locales sobre si es la mejor película de Tondero o no. A pesar de sus aciertos, considero que no es superior a Magallanes, El elefante desaparecido o Solos. Pero sí corrige algunos desaciertos de otras películas comerciales de esta productora, tales como las sagas Asu Mare y Locos de amor, caracterizadas por la presencia intrusiva del product placement, actuaciones propias de un programa cómico de televisión y la inclusión de moralejas o mensajes aleccionadores.
En la filmografía del director Jorge Carmona se encuentran títulos tan diversos e irregulares como la película de acción La gran sangre: La película, el drama Condominio, el musical Av. Larco, la película y el drama de historias paralelas Frontera azul (que codirigió junto a Tito Köster). En su quinto largometraje, Carmona se aventura en el biopic y demuestra cierta sobriedad en su puesta en escena, que se aleja de excesos melodramáticos y caricaturescos de sus películas anteriores.
Sin duda, el punto más alto de la película es la reveladora actuación de Sergio Armasgo, quien sale bien librado del desafío de interpretar dos papeles: el personaje privado Ernesto, a quien le confiere una mezcla de espontaneidad y vulnerabilidad; y el personaje público de Chabuca, que debe emanar un carisma y una algarabía a prueba de tragedias personales. En roles secundarios, también destacan Norka Ramírez y Haydeé Cáceres como las fuerzas protectoras de Ernesto; y Miguel Dávalos, como el voluble André (inspirado en Alex Brocca), con quien Ernesto tiene un romance tormentoso.
A nivel técnico, la película es más que competente, especialmente en la dirección de arte y el diseño de vestuario, que contribuyen a lograr una buena recreación de los años 90. Aunque el montaje mantiene un ritmo ágil, se abusa del recurso de volver demasiadas veces a la escena del desmayo de Chabuca en un set de televisión, al punto de perder impacto cuando el relato finalmente llega a ese punto.
El guion firmado por Mariana Silva, Ítalo Cordano y Christopher Vázquez acierta parcialmente en la exploración de las relaciones interpersonales que contribuyeron a definir el carácter de Ernesto, especialmente su madre, su abuela y sus amigos. Sin embargo, el guion también cae en varios clichés frecuentes en las historias de superación de la adversidad y peca de maniqueísmo, evidenciando una preocupación por mostrar a Ernesto como un héroe o un santo sin defectos; y a André como un villano depredador y tóxico.
Haciendo las sumas y restas, Chabuca resulta más convincente cuando se concentra en las emociones de su protagonista y en la exploración de sus lazos familiares y amicales, así como cuando pone sobre el tapete la revelación de su diagnóstico de VIH+ en televisión abierta, un tema tabú en la conservadora sociedad peruana de los años 90 (no muy distinta de la actual, valgan verdades). Además, destaca la representación respetuosa y empática de la comunidad LGTBIQ+, sin las caricaturas chabacanas ni las exageraciones ofensivas que se ven, por ejemplo, en el cine de Ani Alva. Y por supuesto, la notable actuación de Sergio Armasgo es un hallazgo que no debería pasar desapercibido y que debería abrirle las puertas a una auspiciosa carrera en el cine.
Calificación: 6/10.
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