El poder liberador del arte
Las vidas de Sing Sing (Sing Sing, Estados Unidos, 2023) es un emocionante drama carcelario basado en hechos reales que evade hábilmente la mayoría de clichés y trampas narrativas de ese subgénero cinematográfico para mostrarnos cómo un grupo de presidiarios encuentra en las artes escénicas un refugio seguro, un bálsamo reconfortante y una actividad terapéutica.
Divine G (Colman Domingo) está encarcelado en el centro penitenciario de Sing Sing (ubicado en Nueva York) por un delito que no cometió. Junto al profesor Brent (Paul Raci), forma un grupo de teatro en el que él y otros presos tienen la oportunidad de montar obras para el público. Al poco tiempo de la llegada de un nuevo integrante al grupo (Clarence Maclin), comienzan los ensayos para una nueva y ambiciosa obra: una comedia que tiene viajes en el tiempo y que incluye desde faraones egipcios hasta monólogos de Shakespeare.
El dúo de cineastas Greg Kwedar y Clint Bentley produjeron y coescribieron el guion de las películas Transpecos y Jockey, alternándose la labor de dirección. En su tercer largometraje en conjunto, Las vidas de Sing Sing, ambos son productores y guionistas, mientras que la dirección recae esta vez en Kwedar. Así como en la fantástica Jockey retrataban con sensibilidad el mundo de un veterano jinete en el ocaso de su carrera, en Las vidas de Sing Sing demuestran una mirada humanista y empática para mostrar el ambiente carcelario, así como la camaradería y el entusiasmo que se generan al interior de la sala donde se reúne el grupo de teatro.
Mientras que otros dramas carcelarios subrayan el dolor y el sufrimiento de sus personajes o hacen hincapié en los detalles escabrosos de sus crímenes, Las vidas de Sing Sing elige concentrarse en la compleja humanidad de sus personajes, sin idealizarlos, pero tampoco sin condenarlos ni juzgarlos. A Kwedar y Bentley no les interesa sondear en el pasado de estos hombres ni repasar su expediente policial, sino que, incluso reconociendo que cometieron crímenes injustificables, el programa de Rehabilitación A Través de las Artes (Rehabilitation Through the Arts) les permite conectar con sus emociones y canalizar sus energías a través del teatro.
En el rol protagonista, Colman Domingo ofrece una actuación estupenda, cargada de matices y una variedad de emociones que van de la algarabía a la más honda tristeza y la indignación. Se trata de uno de los pocos actores profesionales del elenco (aparte de Paul Raci), pues la gran mayoría de personajes son encarnados por ex presidiarios que se interpretan a sí mismos y que formaron parte de ese grupo teatral en prisión. Sus actuaciones destilan espontaneidad, carisma y una cruda vulnerabilidad que resulta creíble en todo momento.
La fotografía de Pat Scola resulta muy evocadora, pues juega mucho con las nociones de prisión y liberación a nivel de lenguaje cinematográfico, “aprisionando” a sus personajes en encuadres cerrados cuando enfrentan un momento duro o doloroso, pero luego abre sutilmente el encuadre para mostrar la liberación que experimentan cuando ensayan o actúan en el escenario. De esa forma, la película sugiere que el arte en general y el teatro en particular no son solo un pasatiempo para estos hombres, sino una terapia que los libera de sus cadenas mentales y los hace sentirse más humanos y más vivos.
Calificación: 8/10.
Esta película está actualmente en la cartelera peruana.
Divine G (Colman Domingo) está encarcelado en el centro penitenciario de Sing Sing (ubicado en Nueva York) por un delito que no cometió. Junto al profesor Brent (Paul Raci), forma un grupo de teatro en el que él y otros presos tienen la oportunidad de montar obras para el público. Al poco tiempo de la llegada de un nuevo integrante al grupo (Clarence Maclin), comienzan los ensayos para una nueva y ambiciosa obra: una comedia que tiene viajes en el tiempo y que incluye desde faraones egipcios hasta monólogos de Shakespeare.
El dúo de cineastas Greg Kwedar y Clint Bentley produjeron y coescribieron el guion de las películas Transpecos y Jockey, alternándose la labor de dirección. En su tercer largometraje en conjunto, Las vidas de Sing Sing, ambos son productores y guionistas, mientras que la dirección recae esta vez en Kwedar. Así como en la fantástica Jockey retrataban con sensibilidad el mundo de un veterano jinete en el ocaso de su carrera, en Las vidas de Sing Sing demuestran una mirada humanista y empática para mostrar el ambiente carcelario, así como la camaradería y el entusiasmo que se generan al interior de la sala donde se reúne el grupo de teatro.
Mientras que otros dramas carcelarios subrayan el dolor y el sufrimiento de sus personajes o hacen hincapié en los detalles escabrosos de sus crímenes, Las vidas de Sing Sing elige concentrarse en la compleja humanidad de sus personajes, sin idealizarlos, pero tampoco sin condenarlos ni juzgarlos. A Kwedar y Bentley no les interesa sondear en el pasado de estos hombres ni repasar su expediente policial, sino que, incluso reconociendo que cometieron crímenes injustificables, el programa de Rehabilitación A Través de las Artes (Rehabilitation Through the Arts) les permite conectar con sus emociones y canalizar sus energías a través del teatro.
La fotografía de Pat Scola resulta muy evocadora, pues juega mucho con las nociones de prisión y liberación a nivel de lenguaje cinematográfico, “aprisionando” a sus personajes en encuadres cerrados cuando enfrentan un momento duro o doloroso, pero luego abre sutilmente el encuadre para mostrar la liberación que experimentan cuando ensayan o actúan en el escenario. De esa forma, la película sugiere que el arte en general y el teatro en particular no son solo un pasatiempo para estos hombres, sino una terapia que los libera de sus cadenas mentales y los hace sentirse más humanos y más vivos.
Calificación: 8/10.
Esta película está actualmente en la cartelera peruana.
Comentarios