Festival SXSW 2021: The Fallout y Potato Dreams of America

Por primera vez recibí una acreditación de prensa para cubrir el Festival de Cine South by Southwest (SXSW), organizado en Austin, Texas, pero debido a la pandemia la edición de este año ha sido virtual. Comparto las primeras críticas de dos películas que vi en el festival. Ambas formaron parte de la competencia oficial de ficción.


The Fallout (Estados Unidos) es la prometedora ópera prima de la actriz Megan Park, quien parte de un evento tan trágico y devastador como un tiroteo escolar para exponer los efectos colaterales que experimentan tres adolescentes que sobreviven al atentado y tienen distintas formas de enfrentar o evadir la recuperación. 

A Park no le interesa seguir el molde de otras historias edificantes en las que todo se resuelve por arte de magia ni se regodea en el sufrimiento como el único sentimiento que deben exteriorizar sus personajes. Por el contrario, ellos sienten un profundo dolor que les cuesta expresar en palabras, pero también tienen una vitalidad que no pueden suprimir y unas inmensas ganas de probar nuevas experiencias que los ayuden a olvidar el trauma, aunque sea temporalmente.

El guion muestra el proceso de adaptación de estos personajes a la nueva realidad que les toca vivir y cómo atraviesan los dilemas emocionales propios de la adolescencia en un entorno de violencia. Destaca la sensibilidad de Park para filmar momentos de gran intimidad que desnudan la vulnerabilidad y los temores de sus protagonistas, pero también su espontaneidad y búsqueda de aceptación.

Entre las decisiones más acertadas de Park está la elección del reparto joven, encabezado por una fantástica Jenna Ortega que navega de forma creíble el mar de sensaciones intensas que vive su personaje. En roles secundarios, los más experimentados Julie Bowen, John Ortiz y Shailene Woodley aportan un necesario soporte emocional. La película logra balancear muy bien todas sus aristas hasta llegar a un desenlace que sugiere que la vida es cíclica e incierta, pero que también caminamos acompañados en medio de ese caos.

Calificación: 8/10.


Potato Dreams of America (Estados Unidos) es un filme autobiográfico en el cual el director ruso Wes Hurley (nacido Vasili Naumenko) narra con humor, extravagancia y elementos fantásticos su niñez y adolescencia, siempre en compañía de su madre, quien cariñosamente lo llama “Potato” (papa). 

La película tiene dos mitades muy marcadas, en las que cambian las locaciones, los actores e incluso el estilo narrativo. La primera parte ambientada en Rusia se caracteriza por los planos generales y los decorados artificiales y acartonados que parecen sacados de una obra teatral. Incluso se percibe una clara influencia de Jojo Rabbit, al apostar por la alternancia entre la ternura de una relación madre – hijo y el humor absurdo que se desprende de un niño que evade la dura realidad conversando con su famoso amigo imaginario: Jesucristo.

En cambio, la segunda mitad transcurre en Estados Unidos y los decorados son más realistas: son las casas, colegios y restaurantes de comida rápida instalados en el imaginario popular. Aunque se escurren ocasionalmente algunas notas de humor, el tono es más dramático y entran en escena temas más serios como el descubrimiento de la identidad sexual, la homofobia, el conservadurismo radical y la adaptación de los migrantes a un nuevo entorno.

El cineasta Wes Hurley ya había narrado su vida en los cortometrajes documentales Little Potato y Potato Dreams (ambos de 2017), antes de expandir la historia en este largometraje de ficción que, si bien tiene cambios abruptos de tono y evita profundizar mucho en algunos temas para pasar con prisa al siguiente capítulo, también tiene suficientes dosis de calidez, ironía y audacia como para compensar sus limitaciones o sus descarados “préstamos” de otras obras, como la recreación  de una de las escenas más memorables de la filmografía de Pedro Almodóvar.   

Calificación: 6/10.

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