No me digas solterona 2: El lastre de los clichés y las frases de autoayuda

La comedia No me digas solterona 2 (Perú 2022) recupera algunos elementos que funcionaron bien en su antecesora, tal como la actuación de la carismática Patricia Barreto y la química que se genera entre ella y su grupo de amigas, pero también repite algunos errores y cae en otros nuevos, tanto a nivel de puesta en escena y guion, como a nivel técnico. 

Si en la primera película Patricia (Patricia Barreto) sufría al terminar una relación sentimental, en esta ocasión disfruta su soltería, pero repentinamente se da cuenta que se ha enamorado de su mejor amigo José (André Silva), quien está devastado tras ser rechazado por una chica rusa con la que estaba saliendo. Además, Patricia queda a cargo de dirigir las operaciones locales en la empresa organizadora de eventos donde trabaja.


El guion intenta desarrollar en paralelo tres conflictos interiores que atraviesa Patricia: en lo sentimental duda si declararle su amor a José, en lo profesional empieza a dudar si su trabajo realmente le satisface y en lo personal se cuestiona qué quiere hacer con su vida a medida que se acercan los 40 y sus mejores amigas están en otras etapas: Chío (Yiddá Eslava) y Sol (Anahí de Cárdenas) están embarazadas, mientras que Mariana (Natalia Salas) está a punto de casarse.

La directora y coguionista Ani Alva Helfer aborda con humor algunas de las problemáticas que enfrentan las mujeres de treinta y tantos años, cuando deben decidir si quieren cumplir con ciertas expectativas sociales o forjar su propio camino. En ocasiones, las bromas que intentan plasmar esos conflictos dan en el clavo y generan empatía, pero otras veces se cae en estereotipos desgastados y de trazo grueso.


Si bien la protagonista Patricia es el personaje mejor desarrollado, gracias en buena medida al buen desempeño de Barreto para balancear adecuadamente la comedia y el drama, muchos de los roles secundarios no pasan de ser clichés unidimensionales (las suegras interpretadas por Regina Alcóver y Mabel Duclós) o grotescas caricaturas, como el nefasto Gianluca, interpretado con excesivo amaneramiento por Adolfo Aguilar, en un claro intento por usar a su personaje gay como motivo de escarnio, perpetuando nocivos lugares comunes que uno pensaría que ya están superados en 2022.

Dos aspectos que lastran esta comedia son, por un lado, el acabado técnico, plagado de llamativos errores de edición, encuadre, foco, iluminación, etc. Y por otro lado, hacia el desenlace el guion opta por subrayar varias frases de superación personal que parecen sacadas de un libro de Paulo Coelho o de un manual de autoayuda. Ese viraje hacia la necesidad de restregar las moralejas sin ninguna sutileza ni pudor, le impide llegar al mismo nivel de encanto que tenía No me digas solterona y convierte a esta secuela en una decepción.

Calificación: 5/10.

Esta película está actualmente en la cartelera peruana.

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