La tragedia de Macbeth: Un descenso a los infiernos de la mente

La tragedia de Macbeth (The Tragedy of Macbeth, Estados Unidos 2021) es una estilizada adaptación cinematográfica que respeta la complejidad y profundidad psicológica del texto de William Shakespeare. Con imágenes de una belleza impresionante y aterradora, Joel Coen crea una atmósfera de angustiante pesadilla, en la cual la ambición por el poder conduce a una espiral de paranoia, traición y muerte.

Macbeth es una de las obras teatrales más conocidas de Shakespeare y ha sido llevada varias veces a la pantalla grande, por directores como Orson Welles, Akira Kurosawa, Roman Polanski y más recientemente Justin Kurzel. En esta versión, Joel Coen toma las riendas en solitario, sin su hermano Ethan. Lejos del humor negro y el sarcasmo de las películas anteriores de los Coen, esta adaptación tiene un tono más serio y seco, como corresponde a una tragedia que se cierne como una sombra inmensa sobre el espectador.


El argumento se centra en un general llamado Macbeth (Denzel Washington), quien un día es interceptado por tres brujas (Kathryn Hunter) que le aseguran que él será el Rey de Escocia. Su esposa Lady Macbeth (Frances McDormand) lo instiga a asesinar al rey Duncan (Brendan Gleeson), con tal de cumplir la profecía y reclamar la corona. 

En los roles protagonistas, Washington y McDormand encarnan con vehemencia esa desmedida sed de poder, que se va transformando en una peligrosa adicción que los consume por dentro. Sin embargo, aunque sus actuaciones son impecables, se extraña un poco más de riesgo y sorpresa, que los hubiera llevado a explorar otros matices más allá de la solemnidad.

En cambio, Kathryn Hunter está fenomenal interpretando a las tres brujas. Con su voz grave y misteriosa, con sus inquietantes contorsiones de brazos y piernas, con sus miradas penetrantes como dagas, Hunter ofrece una actuación inspirada y vibrante. Vestida con una túnica negra que le cubre el cabello y todo el cuerpo, dejando solo su rostro al descubierto, es el vivo retrato de La Muerte de El sétimo sello de Ingmar Bergman.


Aunque por momentos puede resultar desafiante descifrar el significado de todas las figuras literarias que adornan los diálogos, es entendible que Coen haya decidido conservar la riqueza del texto imaginado por Shakespeare. En manos de otros directores, se habría convertido en un muro infranqueable, pero Coen tiene la inteligencia de realzar y encender esas palabras con el uso de un lenguaje cinematográfico muy evocador.

Con una estética que recuerda al expresionismo alemán, la fotografía de Bruno Delbonnel saca el máximo provecho del blanco y negro y el formato cuadrado para constuir encuadres hipnóticos, en los que el juego de luces y sombras, donde se asoman siluetas sinuosas, desempeña un rol fundamental para narrar ese descenso a los infiernos donde se dan cita los peores impulsos destructivos del ser humano.

Calificación: 7/10.

Esta película está disponible en la plataforma de streaming Apple TV+.

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