Festival de Cine Al Este 2020: Críticas Parte 1

En la publicación anterior, compartí la información de 15 películas prometedoras de la programación del Festival Al Este 2020. Tras haber visto algunos de esos filmes, comparto el primer grupo de críticas.


Lo que arde
(O que arde, España) tiene un inicio hipnótico, en el que nos sumergimos de noche en un bosque de enormes eucaliptos que van cayendo uno a uno. Son imágenes bellas y sobrecogedoras que nos enfrentan a la desaparición de un majestuoso escenario natural.

Después conocemos al protagonista: Amador, un pirómano que vuelve a vivir con su madre Benedicta tras salir de prisión. En medio de las montañas, la relación entre madre e hijo es de pocas palabras, pero de un afecto incondicional, contrapuesto al rechazo que siente hacia Amador el resto de habitantes de la aldea. Las segundas oportunidades parecen imposibles en un clima de desconfianza donde solo la figura materna es un refugio seguro.

El cineasta francés de padres gallegos Oliver Laxe ofrece múltiples lecturas sobre la relación del hombre con la naturaleza, desde su protección y cuidado hasta su destrucción, la cual se hace evidente en el inicio y el desenlace. 

También traza un interesante paralelo entre madre e hijo como representaciones de elementos de la naturaleza. La madre es el agua purificadora, como es palpable en esa escena en la que ella está en medio del bosque y la lluvia cae a su alrededor. El hijo es el portador de ese fuego silencioso pero voraz que se esparce cerca de todos aquellos que lo han condenado incluso antes de permitirle reintegrarse a la comunidad. Calificación: 8/10.

Solo nos queda bailar (And Then We Danced, Suecia) es una historia de descubrimiento del amor y del despertar sexual, teniendo como escenario el Cuerpo de Danza Tradicional de Georgia, nación de la ex URSS donde se respira un fuerte nacionalismo y un inquebrantable clima de intolerancia hacia la homosexualidad.

El director Levan Akin, nacido en Suecia e hijo de migrantes georgianos, centra su relato en el joven bailarín Merab (Levan Gelbakhiani, deslumbrante en su debut actoral), quien por un lado tiene la necesidad de perfeccionar la precisión y virilidad de sus movimientos de baile para ser considerado el mejor. Pero al mismo tiempo, siente el impulso de liberarse de las ataduras de ese entorno represivo para explorar el deseo que bulle dentro de él al conocer a otro bailarín que se convierte en su competidor y su amante secreto.

Aunque la estructura narrativa se nutre de algunos tópicos comunes en las historias de primer amor y primera decepción amorosa, Akin y su prodigioso elenco se elevan por encima de las convenciones gracias a la potencia con la que expresan sus emociones a través de la danza, así como la naturalidad con la que se forjan los lazos afectivos entre amigos y familiares en escenas de gran calidez. Sobre todo, fascinan las imponentes coreografías grupales y escenas individuales de baile, que ayudan a mostrar el tránsito del protagonista Merab de la solemnidad inicial a la celebración de su verdadera identidad en el virtuoso baile final. Calificación: 8/10.


La tierra es azul como una naranja (The Earth Is Blue as an Orange, Ucrania) es un impresionante documental que nos sitúa en el hogar de una familia conformada por Anna y sus cuatro hijos, cuya rutina diaria se ve alterada por las explosiones y la violencia que trae consigo la guerra del Donbás, en el este de Ucrania.

La hija mayor, Myroslava, quiere ser cineasta e involucra a toda su familia en la creación de un cortometraje en el que ella los entrevista y graba sus actividades cotidianas. Entonces asistimos al curioso proceso de descubrir una película (la que filma Myroslava) dentro de otra película, que es el documental dirigido por Iryna Tsilyk y que se centra en esta familia que encuentra en el cine una herramienta para registrar la realidad y también un refugio que sirve de antídoto a las penurias de la guerra.

Destacan las escenas de cruda honestidad en la que los niños revelan lo que la guerra significa para ellos o cuentan cómo deben actuar en caso de un bombardeo. También conmueve el desenlace, en que la familia muestra a la comunidad el cortometraje que han realizado e intuimos en los ojos de los espectadores la emoción de ver su vida reflejada en la pantalla. Calificación: 7/10.

Epicentro (Austria) es un documental en el cual el director Hubert Sauper nos invita a recorrer las calles de La Habana para conocer a sus habitantes y reflexionar junto a ellos sobre su historia: el legado del gobierno de Fidel Castro, el imperialismo, la construcción de su identidad mirando al pasado y al futuro.

La película presenta entrevistas a cubanos de todas las edades, pero adquiere especial interés cuando la cámara concentra su atención en niñas y niños que opinan con absoluta lucidez sobre los cambios políticos y sociales que ha vivido la isla. Con sus miradas inquietas y sus frases contundentes interpelan al espectador.   

Además, Sauper muestra el rol del cine como herramienta educativa y de entretenimiento, así como un material maleable que permite construir mitos sobre la realidad cubana. Su documental es una pantalla en la cual la gente de La Habana refleja su carácter libre e indomable, similar al de esas olas que revientan furiosas al inicio y al final de la película. Calificación: 7/10.

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