Avatar: El camino del agua – Un fascinante despliegue visual
Avatar: El camino del agua (Avatar: The Way of Water, Estados Unidos 2022) ofrece un espectáculo visual prodigioso y electrizante, así como impresionantes escenas de acción en las que el director James Cameron demuestra por qué es uno de los mejores exponentes de ese género. Sin embargo, a nivel narrativo no alcanza el mismo nivel de excelencia, al caer en ciertos clichés y abrazar un misticismo un poco artificial que engendra unos diálogos a medio camino entre la cursilería y la solemnidad.
Trece años después de Avatar, película que rompió todos los récords de taquilla, llega el segundo episodio de la pentalogía que ha planeado Cameron. Ahora encontramos a Jake Sully (Sam Worthington) ya perfectamente integrado a su vida en Pandora, junto a su pareja Neytiri (Zoe Saldaña) y sus cuatro hijos. Cuando los “hombres del cielo” regresan para terminar su misión destructiva, Jake y su familia deben hacer un gran sacrificio para salvar a los Na'vi y proteger su hogar.
Esta secuela profundiza en algunos de los temas desarrollados en la primera película: la denuncia del colonialismo, la opresión de los pueblos originarios, el cuidado del medio ambiente y la conexión con la naturaleza (los personajes literalmente enlazan sus cuerpos a los animales). Y además del componente romántico, se añade el familiar, explorando las coincidencias y diferencias entre la paternidad del protagonista Jake Sully y de su antagonista, el Coronel Miles Quaritch (Stephen Lang).
A lo largo de sus más de tres horas de duración, la película expande el universo ficcional de su predecesora, introduciendo nuevos personajes (los hijos de Sully y Neytiri, así como la raza de los Metkayina) y nuevas locaciones, en especial alrededor y en la profundidad del océano de Pandora. El diseño de las plantas y criaturas marinas es asombroso y gracias a la tecnología 3D y los efectos visuales sentimos que podemos sumergirnos en ese mundo submarino de una belleza sobrecogedora.
Ese fastuoso despliegue visual que fascina y, por momentos, emociona, no encuentra su contraparte ideal en la narración. Por un lado, el guion tiende a ser esquemático y a caer en el maniqueísmo, convirtiendo a sus personajes en héroes o villanos planos, sin demasiados relieves. Por otro lado, en los dos primeros tercios se subraya ese misticismo que está cerca del movimiento New Age y el esoterismo.
En el último tercio de Avatar: El camino del agua, James Cameron filma trepidantes escenas de acción y combates en altamar (con todo y homenaje a su película Titanic) con una precisión y una urgencia que generan el máximo impacto. Entre explosiones y enfrentamientos de vida o muerte, recordamos la indiscutible capacidad de Cameron para confeccionar espectáculos de gran escala que tienen una vitalidad y un sentido del ritmo que les hace falta a la mayor parte de blockbusters hechos en Hollywood en los últimos años.
Calificación: 6/10.
Esta película está actualmente en la cartelera peruana.
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