Los Fabelman: Un autorretrato que tiene tanto de confesión como de fábula

¿Cómo explicarle a un niño pequeño qué es el cine? En la película peruana Willaq pirqa, el cine de mi pueblo, una profesora les dice a sus alumnos que el cine es como una pared que habla. En la escena inicial de Los Fabelman (The Fabelmans, Estados Unidos 2022), un niño está nervioso antes de entrar al cine por primera vez, porque ha escuchado que allí hay unos gigantes que se mueven. Su padre, muy analítico y racional, le habla del fenómeno de la persistencia de la visión, mientras que su madre, más emocional, le da confianza diciéndole que las películas son “como sueños que nunca se olvidan”.

Luego de esa primera experiencia en el cine viendo The Greatest Show on Earth de Cecil B. DeMille, el pequeño Sammy Fabelman queda fascinado con el arte de las imágenes en movimiento y luego decide recrear en casa las escenas que vio proyectadas en la gran pantalla. El hechizo lo lleva a dirigir películas caseras durante su infancia y adolescencia, usando a sus hermanas, sus padres y sus amigos como actores y equipo técnico. Sammy Fabelman es, en realidad, el alter ego del director Steven Spielberg, quien narra en Los Fabelman una ficción inspirada en sus años formativos.


Esta autobiografía se diferencia de otras que han realizado en años recientes varios cineastas, porque Spielberg, quien coescribe el guion junto a Tony Kushner, no solo hace el doble retrato de la familia que lo crió y el descubrimiento del cine. Esta película aborda además la forma en la que ambos aspectos se complementan y se modelan el uno al otro. Mientras sus padres apoyan de diferentes formas y con diferentes grados de entusiasmo su vocación, la revelación de un secreto familiar queda inadvertidamente registrado en el celuloide y marca la vida de Sammy para siempre. 

Spielberg reconoce en esta película que el cine se volvió para él no solo su forma de vida, sino el medio ideal para enmarcar y entender todo lo que pasaba a su alrededor. Le permitió sanar sus heridas y reconciliarse con su pasado. También le permitió entender el poder de las imágenes para tomar elementos de la realidad y darles un nuevo significado, a través del uso del lenguaje cinematográfico y el montaje, como queda demostrado en la inolvidable escena de la película que el adolescente Sammy filma y presenta en la fiesta de graduación.

En medio de escenas tan divertidas como entrañables y dolorosas, Spielberg reflexiona entonces sobre la capacidad del cine para contar historias que representen una parte de la realidad y transmitan emociones al espectador. Incluso va más allá al poner de relieve la responsabilidad que tiene cada cineasta al elegir cada movimiento de cámara, cada plano y cada corte de edición para narrar una historia o expresar una determinada sensación. Dicho de otro modo, una vez que el director captura las imágenes, está en sus manos la tarea de saber qué relato construirá con ellas y el tratamiento que le dará a cada personaje: ¿lo ridiculizará o lo tratará con empatía, lo volverá cálido y cercano o será un dios inalcanzable? 


Gran parte del encanto que infunde
Los Fabelman radica en el destacado trabajo del elenco. Michelle Williams está sensacional como Mitzi, la madre de Sammy, que apoya sus sueños de forma incondicional, mientras ella empieza a caer en una espiral de tristeza y desesperación. Paul Dano brilla como el patriarca de los Fabelman, que tilda su afición por el cine de pasatiempo y le cuesta aceptar que dedique su vida a eso. Por su parte, el joven Gabriel LaBelle interpreta con carisma y curiosidad inagotable la versión juvenil de Sammy.

Los Fabelman es uno de los trabajos más emocionantes, reflexivos y apasionantes de la etapa madura de la filmografía de Steven Spielberg. Siendo el experto narrador de historias que es, nos ofrece una versión de su propia vida que tiene tanto de confesión como de fábula, de autorretrato como de retrato generacional. Sus seguidores encontrarán además muchas señas que sugieren dónde se originaron los grandes temas que recorren sus películas. Y cómo nacieron muchas de las técnicas que son su marca registrada, como evidencia el extraordinario desenlace, que cierra la película con un guiño cómplice en el que un maestro veterano le pasa la antorcha a su discípulo y este, a su vez, a los espectadores.

Calificación: 8/10.

Esta película está actualmente en la cartelera peruana.

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