Buitres y tigres

Comparto mis críticas del drama Secretos de un escándalo y el documental Matar a un tigre, que estuvieron nominadas en la más reciente edición de los premios Oscar, en las categorías de mejor guion original y mejor largometraje documental, respectivamente. Secretos de un escándalo está en la cartelera de cine y Matar a un tigre está disponible en Netflix.


Secretos de un escándalo (May December, Estados Unidos 2023) le permite al director Todd Haynes regresar al terreno fértil del melodrama, que él exploró de forma magistral en Far from Heaven y Carol. Pero esta vez opta por un registro más satírico. A pesar de abordar temas tan serios y espinosos como el abuso de menores de edad y el grooming, el guion y la puesta en escena alternan fluidamente el drama, la tragedia y la comedia negra, no para trivializar esos temas, sino para explorar las distintas aristas de una relación compleja y la psicología de personajes con una moral ambigua.

Gracie Atherton-Yu (Julianne Moore) y su joven esposo Joe (Charles Melton) conforman una familia aparentemente feliz junto a sus tres hijos. Pero no pueden escapar de su pasado. Hace 20 años sus rostros estuvieron en todos los tabloides y programas de televisión cuando estalló el escándalo de su relación: en ese entonces ella tenía 36 años y él, solo 13. Mientras se avecina el rodaje una película sobre ese caso mediático, la actriz Elizabeth Berry (Natalie Portman), que interpretará a Gracie, decide visitar a los esposos y pasar una temporada con ellos, para entenderlos mejor y conocerlos de cerca.

Como un cocktail agridulce y embriagador, la película nos seduce con su atmósfera enrarecida, en la que pasamos del estupor a la sonrisa y luego a la tristeza. Lentamente, las dos protagonistas femeninas empiezan a mimetizarse y a descubrir que no son tan distintas. Entonces, Secretos de un escándalo se revela como una versión ligeramente retorcida y camp de Persona de Ingmar Bergman. Tanto Gracie como Elizabeth han tenido que crear un personaje que interpretan frente a los demás, para esconder sus verdaderas intenciones debajo de una armadura reluciente.

A nivel de la puesta en escena, Haynes toma varias decisiones astutas, como filmar a sus actrices una al lado de otra frente a un espejo, donde se maquillan mientras conversan. Es una escena cargada de mucho simbolismo: el espejo que evitan mirar de frente representa la confrontación de su propia imagen frente a los demás, mientras que el maquillaje que una aplica sobre la otra es la metáfora de cómo cada una disfraza sus imperfecciones y muestra una versión idealizada de sí misma en público.

Como suele suceder con las protagonistas femeninas de Haynes, Natalie Portman y Julianne Moore están sublimes, dotando a sus personajes de una fascinante ambigüedad y una estudiada fragilidad que esconde un deseo de dominio y manipulación. Es un deleite verlas saboreando cada línea del guion de Samy Burch, quien propone una certera crítica de esa cultura del voyeurismo que consume a los medios de comunicación y al público, ese sensacionalismo que incita en los espectadores el morbo y la imperiosa necesidad de entrometerse en las vidas ajenas, para diseccionarlas como si fueran insectos.

Calificación: 8/10.


Matar a un tigre (To Kill a Tiger, Canadá 2022) es un documental que conmueve e indigna, mientras expone el caso devastador de una menor de edad de la India que fue violada en grupo luego de asistir a un matrimonio. Su padre decide denunciar a los violadores y llegar hasta las últimas instancias del sistema judicial. Esa reacción del padre, que puede parecer de sentido común, no lo es tanto en la India, donde una violación ocurre cada 20 minutos y el 90 % de los casos de violencia sexual no son denunciados ni reportados ante la ley, por una simple y dolorosa razón: casi nadie les cree a las víctimas, ni siquiera sus propias familias, ni sus comunidades, ni las autoridades.

La directora Nisha Pahuja sigue la travesía del padre de familia, llamado Ranjit, durante varios años. La cámara lo acompaña mientras conversa con su esposa e hijos, mientras trabaja la tierra, mientras asiste a reuniones con su abogado defensor o con activistas por los derechos de las mujeres, quienes lo asesoran sobre cómo puede sacar adelante su búsqueda de justicia.

Los momentos más escalofriantes del documental tienen que ver con las entrevistas a la abogada defensora de los acusados, así como a los líderes y miembros de la comunidad de Ranjit, quienes culpan a la niña de la violación. Todos cuestionan cómo iba vestida e insinúan que ella los provocó, y, peor aún, sugieren insistentemente una única solución: que la niña se case con uno de sus agresores y que así pueda “limpiar” su honor mancillado.

Si bien es cierto que por momentos el documental es incómodo e indignante, es necesario de ver, porque abre el diálogo sobre ese machismo tóxico que existe no solo en la India o en Asia, sino que está tan arraigado en la cultura de muchos países, incluido el Perú, y que permite que muchos hombres se crean dueños de los cuerpos de las niñas y las mujeres y que, por eso, puedan cometer todo tipo de abusos; que se sientan empoderados, porque hay un sistema judicial que muchas veces los protege, ya sea fallando a favor de ellos o a través de su inacción o su indiferencia.

Sin entrar en detalles sobre el resultado del juicio que emprende el protagonista de Matar a un tigre, hay una pequeña luz de esperanza sobre el antecedente que abre su caso en cuanto a visibilidad y exposición mediática en la India. Asimismo, sienta un ejemplo de valentía para muchas familias que, tras conocer este caso, pueden animarse a creerle a las víctimas y a dar el difícil paso de denunciar las violaciones ante la justicia.

Calificación: 7/10.

Comentarios

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