Retratos del horror y la belleza en lo cotidiano

Gracias a la temporada de premios, han llegado a nuestra cartelera dos excelentes películas nominadas al Oscar 2024: Zona de interés (5 nominaciones, incluyendo mejor película, dirección y película internacional) y Días perfectos (mejor película internacional). Ambas compitieron también por la Palma de Oro en el Festival de Cannes y se llevaron el Gran Premio del Jurado y el trofeo al mejor actor, respectivamente.


Zona de interés (The Zone of Interest, Reino Unido 2023) no se parece a ninguna película que se haya filmado sobre el Holocausto. El director británico Jonathan Glazer encuentra un enfoque distinto y genera una experiencia visceralmente incómoda para narrar ese hecho histórico, apoyándose en un uso magistral del fuera de campo y del sonido para crear una radiografía sonora del horror cotidiano y cómo, al decidir ignorarlo, se contribuye a avalarlo y perpetuarlo.

La película sigue el día a día del comandante nazi Rudolf Höss (Christian Friedel), su esposa Hedwig (Sandra Hüller) y sus hijos. La cámara los muestra realizando sus actividades cotidianas: el padre se alista para ir a trabajar, la esposa se maquilla y se prueba abrigos de piel, los niños juegan en el jardín. Su vida idílica contrasta con la pesadilla que ocurre al lado, pues su elegante casa colinda con el campo de concentración de Auschwitz.

Nunca vemos ni una sola escena al interior de los campos de concentración. No vemos la violencia ni la muerte, pero sí las escuchamos y las percibimos. Los sonidos del horror llegan en la forma de gritos y lamentos, de hornos prendidos, de llamas que consumen cadáveres. Glazer usa de forma precisa y escalofriante el fuera de campo, es decir, aquello que ocurre fuera del encuadre. Como en muchas películas de terror, aquello que no vemos, pero sí escuchamos e imaginamos, se convierte en una presencia constante y atemorizante, aunque sea invisible.

Los protagonistas Christian Friedel y Sandra Hüller crean el magnífico retrato de estos personajes que son ejecutores o cómplices silenciosos de crímenes abominables, pero jamás caen en la caricatura del villano. En su apatía y su indolencia frente al sufrimiento, se dibujan matices más profundos del mal enquistado en un grupo humano que se cree superior al resto.

Casi al final, ocurre un quiebre impactante en el relato y de pronto viajamos en el tiempo. La profunda ansiedad y la creciente incomodidad que hemos sentido hasta ese momento obtiene un nuevo significado y Glazer nos invita a cuestionar si debemos permanecer indiferentes frente a pensamientos totalitarios, frente a discursos de odio y genocidios que hoy siguen ocurriendo en el mundo.

Calificación: 8/10.


Días perfectos (Perfect Days, Japón | Alemania 2023) emana una calidez y una quietud reconfortantes. Bajo su premisa aparentemente sencilla, esconde una profunda capacidad analítica para observar los instantes cotidianos que componen una vida solitaria, pero colmada de pequeñas alegrías y discretos placeres.

Hirayama (Koji Yakusho) trabaja como limpiador de baños públicos en Tokio. La película sigue su rutina tanto en su trabajo como fuera de él. Los días transcurren y las actividades cotidianas se repiten, pero paulatinamente se agregan nuevos detalles: algún imprevisto con su joven compañero de trabajo, la llegada inesperada de una sobrina. Mientras tanto, en su tiempo libre, la música rock, la literatura y la fotografía llenan de goce cada rincón de su existencia.

Por voluntad propia, Hirayama es un hombre de muy pocas palabras, que prefiere no comunicarse verbalmente a menos que sea estrictamente necesario. ¿Y qué queda entonces cuando se deja de usar palabras y se disfruta el silencio? Queda la observación del entorno, la meditación y la constatación de cómo en los detalles más simples se puede encontrar la belleza y se puede estar en paz con uno mismo y con su pasado.

El actor Koji Yakusho no necesita de demasiados diálogos para sugerir el pasado distante del protagonista y la satisfacción que lo embarga en el presente. Su poderosa actuación descansa en su expresiva gestualidad, en sus miradas que derrochan empatía y sabiduría, en sus sonrisas contagiosas cuando escucha una canción que lo hace feliz, como en el emocionante desenlace.

El cineasta alemán Wim Wenders, autor de clásicos como Paris, Texas, Las alas del deseo, ¡Tan lejos, tan cerca!, entre otras, nos ofrece su mejor película en muchos años. Con la seguridad y la destreza de un experto narrador, crea un relato encantador y cargado de simbolismo, en el que el acto de limpiar representa una forma de arreglar el desorden emocional en las vidas de los demás y de uno mismo.

Calificación: 9/10.

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