Miradas de resistencia y resiliencia

Aún estoy aquí (Ainda estou aqui, Brasil, 2024) es un notable drama biográfico de una tensión que por momentos se torna asfixiante, mientras representa la forma en la que una dictadura socava los cimientos de una familia y, a partir de ellos, las estructuras de todo un país. En su retrato de la sobrevivencia de esta familia, el filme de Walter Salles nos recuerda que el cine es un antídoto para el olvido y la impunidad.

A inicios de la década de 1970, la numerosa familia Paiva vive en Río de Janeiro en un estado de constante efervescencia y celebración, pero también de alerta ante la situación política que atraviesa el país, dirigido con mano férrea por la dictadura militar. Un día, el patriarca de la familia, el ex diputado Rubens Paiva (Selton Mello) es capturado y llevado a la fuerza para ser interrogado. Mientras pasan los días y las semanas sin que Rubens regrese a casa, su esposa Eunice (Fernanda Torres) se aboca a buscar respuestas sobre la desaparición de Rubens, a la vez que intenta proteger a sus cinco hijos.


En esta adaptación del libro de memorias de Marcelo Rubens Paiva Ainda estou aquí, el director brasileño Walter Salles (Estación Central, Diarios de motocicleta), así como los guionistas Murilo Hauser y Heitor Lorega, nos transportan en la primera parte del relato a esa época de despreocupada libertad y armonía familiar que vivían los Paiva, para luego mostrar en los dos siguientes tercios el quiebre que causa la amenazante irrupción del régimen dictatorial en esta familia, creando grietas en esa armonía, pero sin llegar a doblegarlos jamás.

Salles y sus guionistas optan por mantener fuera de campo los horrendos crímenes de la dictadura militar, tales como las desapariciones forzadas, las torturas y los asesinatos, pero aun así estas violaciones a los derechos humanos se sugieren de una forma que sin dejar de ser sutil es contundente. Por ejemplo, en unas escenas escalofriantes en las que Eunice y una de sus hijas también son llevadas a un centro de detención para ser interrogadas, oímos los gritos de otros prisioneros y vemos las manchas de sangre seca en el suelo. Son las señales del horror y el crimen que se cometen impunemente en ese lugar a diario.


El punto de vista del relato descansa en el personaje de Eunice, la matriarca del clan Paiva. A través de sus ojos, observamos cómo la ausencia del padre afecta la dinámica familiar y crea angustia y dolor en todos los integrantes. Y en los ojos de la actriz brasileña Fernanda Torres se dibujan poderosas miradas de resistencia, resiliencia y dignidad. Es una actuación magnífica, profundamente devastadora, que la hizo merecedora de un Golden Globe y una nominación al Oscar.

Aunque Aún estoy aquí narra un capítulo específico de la historia de Brasil, su retrato de la opresión de un régimen dictatorial es un espejo con el cual varios países de Latinoamérica nos podemos identificar porque también es parte de nuestra historia. Además, mientras aumenta en la región la tendencia de gobernantes y grupos políticos que intentan borrar la historia y usar la amnesia a su favor, esta película nos recuerda que el cine que rescata la memoria histórica también es un acto de resistencia y una forma de honrar a las víctimas.

Calificación: 8/10.

Esta película está actualmente en la cartelera peruana.

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