West Side Story (2021): Un musical vital y atemporal

Amor sin barreras (West Side Story, Estados Unidos 2021) le permite al septuagenario director Steven Spielberg saldar una deuda. Filma el primer musical de su carrera y, siendo el hábil narrador de historias que siempre ha sido, tiene un pie puesto en el clasicismo y el otro en la modernidad, logrando confeccionar un relato tan fresco como atemporal. Es un clásico que recrea y reformula la magia de otro clásico.

Se trata de una nueva versión del musical homónimo que en 1961 dirigieron Robert Wise y Jerome Robbins, el cual ganó 10 Oscars incluyendo el de mejor película. Ambas adaptaciones parten de la obra teatral musical de 1957, que contaba con música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim (recientemente fallecido). A su vez, esa obra se inspiraba en Romeo y Julieta de William Shakespare. 


Tal como en la obra teatral y la adaptación cinematográfica anterior, en la versión del director Steven Spielberg y el guionista Tony Kushner, la historia transcurre en la Nueva York de finales de los años 50. Narra el romance prohibido de Tony (Ansel Elgort) y Maria (Rachel Zegler), quienes pertenecen a bandos rivales: los Jets (blancos hijos de migrantes europeos) y los Sharks (de origen puertorriqueño). 

Si bien la esencia del argumento original se mantiene, Kushner ha realizado algunos cambios pertinentes que revitalizan el relato: ha pulido y agregado algunos diálogos, ha alterado el orden de las canciones, le ha dado un pasado diferente al protagonista Tony y, sobre todo, ha cambiado el personaje del farmacéutico Doc, que en la película de 1961 era un señor judío y en esta versión es una señora puertorriqueña llamada Valentina (Rita Moreno).

Aunque el tópico de los amantes prohibidos sea trillado a estas alturas, Spielberg reviste la historia de vitalidad y espontaneidad con una sensacional puesta en escena, en la que demuestra su dominio del lenguaje cinematográfico y su gran capacidad para utilizar todos los recursos técnicos para realzar la expresividad de cada escena, sin perder nunca de vista que la pasión y los sentimientos son los motores que hacen avanzar a sus personajes.


La debutante Rachel Zegler está fantástica como la inocente María, la veterana Rita Moreno conmueve como la maternal Valentina y Ariana DeBose sencillamente se roba el show como la volcánica Anita. En cambio, Ansel Elgort no puede evitar ser opacado, pues aunque canta de forma aceptable, en las escenas dramáticas carece de convicción y matices.

Apoyado en el carisma arrebatador de su elenco, en la belleza de unas coreografías que quitan el aliento, en la fotografía deslumbrante de Janusz Kamiński y en el guion de Kushner que hace guiños sutiles a temas actuales como la migración, el racismo y el nacionalismo enfermizo, Spielberg firma una de sus películas más apasionantes de los últimos años, una que lo encumbra – nuevamente- como uno de los cineastas contemporáneos con mayor destreza para abarcar cualquier género cinematográfico e imprimirle su sello propio, pasando con fluidez del relato íntimo al gran espectáculo.

Calificación: 8/10.

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