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Mostrando entradas de junio, 2010

Muñecos bravos

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Han pasado 15 años desde que Pixar estrenó Toy Story . Esta película, que contaba las aventuras de varios juguetes que cobraban vida cuando su dueño no los veía, representó una gran innovación tecnológica: era el surgimiento del cine de animación digital. En 1999, Toy Story 2 confirmó el enorme ingenio de los creativos de Pixar. Este año, los juguetes regresan para demostrar la madurez y evolución de este imbatible estudio de animación. Toy Story 3 arranca cuando Andy, el dueño de los muñecos, está por irse a la universidad y su mamá lo empuja a tomar una decisión sobre el destino de sus juguetes: pueden ir a parar a la basura o al ático. Por una equivocación, la caja de juguetes termina siendo donada a la guardería Sunnyside. Ahí, los clásicos personajes de la trilogía sienten que llegan a un paraíso, pero no tardan en darse cuenta que los niños de edad pre-escolar son pequeños monstruos que decapitan, golpean y bañan en saliva a los juguetes. Peor aún, un grupo de muñecos rebeldes,

El auténtico decadente

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Cuando vi el año pasado el tráiler de Loco Corazón (Crazy Heart) , no me entusiasmó demasiado, ya que parecía un argumento gastado y sospechosamente similar a El luchador (The Wrestler) : un veterano cantante de música country está viviendo el ocaso de su carrera, pero encuentra el apoyo de una mujer menor que le devuelve la inspiración. Después de ver Loco Corazón , sí encontré algunos puntos en común con El Luchador en la estructura narrativa, pero cada una tiene méritos propios que las hacen valiosas. De arranque, ambas cuentan con una volcánica actuación central. Tanto Jeff Bridges ( Loco Corazón ) como Mickey Rourke ( El luchador ) son dos actores de la vieja escuela que se lucen encarnando a perdedores en busca de redención. Bridges se pone la guitarra al hombro para darle voz y alma a Bad Blake, a quien conocemos cantando en bares de mala muerte al lado de la carretera. Cada vez más lejos de sus años de fama, Bad es un alcohólico y mujeriego resignado a vivir su decadencia con

Los saltos persas

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Basada en el clásico videojuego, El Príncipe de Persia: Las arenas del tiempo cuenta la historia del Príncipe Dastan (Jake Gyllenhaal), quien descubre una daga que tiene el poder de volver atrás el tiempo con sólo presionar un botón. Junto con Tamina (Gemma Arterton), la Princesa de Alamut, deben evitar que la daga caiga en manos del enemigo y se desate una tormenta de arena que destruya el mundo. La acelerada película tiene abundantes escenas de acción, aventuras y saltos, muchos saltos. No sólo el protagonista prefiere desplazarse de un sitio a otro saltando por los techos o trepando paredes como el Hombre Araña, sino que además la narración tiene varios saltos en el tiempo, gracias a la mágica daga que puede retroceder al pasado y cambiar cualquier evento. Este mecanismo, que resulta emocionante y hasta divertido en un inicio, va perdiendo la capacidad de asombro cuando, ante cada personaje que muere o queda en peligro, se presiona la daga y se borra todo como si se tratara de la f