Festival de Lima 2019: Reseñas de la competencia de ficción – Parte 2

Continuando con las críticas de las películas que vi en el 23 Festival de Cine de Lima, comentaré en este post 6 películas de la competencia de ficción procedentes de Perú, México, Colombia y Chile. En la publicación anterior, comenté las películas de Argentina, Brasil y Guatemala de esa categoría.


La bronca (Perú) es una potente alegoría de la violencia que desangraba al Perú a inicios de la década de 1990. Al estar ambientada en Canadá, muestra cómo las esquirlas del conflicto armado interno se llevan interiorizadas donde quiera que vayan aquellos que supuestamente escapan de esa violencia, sin darse cuenta que la tienen en las venas, como un fuego imposible de apagar.

La relación de Roberto (Jorge Guerra) con su padre Bob (Rodrigo Palacios) y con el amigo de éste (Rodrigo Sánchez Patiño) va generando una tensión creciente que está siempre a punto de desbordarse. Sus interacciones hacen presagiar que la ira contenida va a estallar en cualquier momento, pero cuando finalmente lo hace, el impacto es mayor por todo lo que revela y por la imagen terrorífica en la que nos vemos reflejados como nación. El brutal desenlace nos recuerda que somos un país que muchas veces prefiere huir de sus problemas en vez de enfrentarlos, negar el pasado en vez de tratar de entenderlo.

Los hermanos Daniel y Diego Vega construyen con maestría una puesta en escena en la que todo encaja de forma precisa y orgánica. Así como estos directores le ofrecieron a Bruno Odar en Octubre y a Fernando Bacilio en El mudo los papeles definitorios de sus carreras, en La bronca tanto Rodrigo Palacios como Rodrigo Sánchez Patiño se consagran con actuaciones notables, que encarnan los furiosos rostros de una masculinidad irascible y vulnerable. Calificación: 8/10.


Canción sin nombre (Perú) narra la odisea de Georgina, una mujer pobre que intenta recuperar a su bebé recién nacida, la cual le fue arrebatada en una clínica clandestina en 1988. La excelente actuación de la protagonista Pamela Mendoza Arpi es desgarradora y destila una infinita tristeza que no hace sino agudizarse cuando entona una canción evocando a esa hija desaparecida.

La cineasta Melina León se inspira en el caso real de tráfico de bebés que fue investigado por su padre, el periodista Ismael León, hace más de 30 años. La directora apuesta por una detallista y sobria puesta en escena, en la que destaca un interés por dotar a sus imágenes de una expresividad rica en sensaciones. Los impresionantes encuadres en blanco y negro que crea con tanto virtuosismo el director de fotografía Inti Briones encuentran un buen complemento en la melancólica banda sonora compuesta por Pauchi Sasaki.

A pesar de que el conflicto de Georgina se desarrolla de forma fluida a través de la investigación del periodista Pedro Campos (Tommy Párraga), en el último tercio el guion deja algunos cabos sueltos y se dispersa en tramas secundarias que quedan apenas esbozadas. De todos modos, estamos ante una ópera prima con una sólida dirección, una lograda actuación protagonista y una impecable factura técnica. Calificación: 7/10.


La camarista (México) sigue la rutina de Eve (Gabriela Cartol), una mujer que trabaja limpiando y ordenando las habitaciones de los huéspedes de un exclusivo hotel. La cámara la acompaña por los distintos rincones del hotel, donde ella cumple sus labores en silencio, casi siempre invisible ante la mirada de los demás.

La directora Lila Avilés logra que la cotidianidad de la camarista no transmita jamás tedio ni lástima, sino que hábilmente introduce en su camino situaciones de humor, empatía y exploración de nuevas experiencias, como por ejemplo, la escena en la que Eve se anima a probar un juego en el que recibe toques de electricidad. En ese momento liberador, ella se despercude de la rutina y se deja llevar por la corriente… literalmente. Calificación: 7/10.


Las niñas bien (México) es una aguda sátira de la clase alta mexicana de los años 80, a través de la mirada de Sofía (Ilse Salas), una mujer que se resiste a perder su estatus de aristócrata cuando el país vive una crisis económica. La película retrata con humor y patetismo un grupo de personajes que ven cómo la burbuja en la que viven amenaza con reventarse, privándolos de todos los privilegios a los que siempre han estado acostumbrados.

El mayor acierto de la directora Alejandra Márquez Abella y la actriz Ilse Salas es no hacer de Sofía una caricatura, sino que la convierten en un personaje complejo, que despliega una serie de estrategias para aferrarse a lo alto de lo pirámide social y para pretender frente a sus amigas que todo sigue igual que antes. 

Además, destaca el interesante paralelo entre la caída de Sofía y el auge de Ana Paula, la “nueva rica”. En ese recorrido inverso, se evidencia cómo se negocia la aceptación o rechazo dentro de los círculos sociales, dependiendo de quién ostente el poder económico. Calificación: 7/10.


Enigma (Chile) se inspira en el caso real de una chica lesbiana que fue asesinada en una fiesta y nunca se encontraron a los culpables. La película no se concentra en ese hecho, sino que ubica la acción cinco años después, cuando su madre recibe la invitación de un programa de TV para hablar sobre esta tragedia, lo que genera el rechazo de casi toda su familia, para quienes la vergüenza y el temor al “qué dirán” son más fuertes que la necesidad de encontrar justicia.

En esta historia poblada por personajes femeninos, importa no solo lo que se murmura, sino lo que no se dice o lo que se percibe entre líneas. El guion captura la sutileza de las interacciones entre las mujeres y la forma en la que se intenta persuadir o quebrar la determinación de alguien.

La ingeniosa puesta en escena del director Ignacio Juricic crea tensión o inquietud a partir de los sutiles movimientos de cámara o los planos fijos, colocando a sus personajes fuera de campo o mostrándolos a través de espejos o pantallas, para representar que ellos dejan ver solo aquello que quieren proyectar, guardando una parte de misterio para sí mismos. Calificación: 7/10.


Monos (Colombia) es una fábula sobre la violencia que se inocula a unos adolescentes guerrilleros escondidos en medio de las montañas. Privados de su libertad, están entregados a actividades muy duras en las que deben forjar su disciplina y probar su lealtad a los ideales del grupo armado al que pertenecen.

Las historias de guerrilleros son moneda corriente en el cine colombiano y Monos transmite, por momentos, la sensación de un retrato ya antes visto del conflicto armado interno de ese país. Sin embargo, la propuesta del director Alejandro Landes se aleja de otras películas similares al preguntarse cómo se origina la violencia al interior de esos grupos y si es posible escapar de entornos rígidos como una guerrilla. 

La sugerente fotografía acierta al mostrar todos los contrastes y contradicciones que se generan en los personajes. Calificación: 6/10.

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