El último duelo: El portentoso retorno de Ridley Scott al cine épico

El último duelo (The Last Duel, Estados Unidos, 2021) trae de vuelta al octogenario director Ridley Scott al cine épico, con la escala y la ambición que él filma como pocos cineastas. El creador de clásicos del cine como Blade Runner, Alien, Thelma & Louise y Gladiador retorna en excelente forma, dirigiendo con vigor y lucidez su mejor película en muchos años.

Basándose en la novela homónima de Eric Jager, el guion firmado por Nicole Holofcener, Ben Affleck y Matt Damon narra el enfrentamiento entre dos caballeros de la época medieval, en la Francia del siglo XIV. Marguerite (Jodie Comer), la esposa de Jean de Carrouges (Matt Damon), acusa a Jacques LeGris (Adam Driver) de haber abusado sexualmente de ella. Tras un juicio, el Rey Carlos VI determina que la disputa entre Jean y Jacques se resuelva en un duelo a muerte.


Tal como ocurría en
Rashomon de Akira Kurosawa, la estructura de El último duelo consiste en narrar los hechos desde perspectivas distintas. Así, cada tercio de la película corresponde a la versión de los tres protagonistas: primero Jean, luego Jacques y finalmente Marguerite. Ciertos acontecimientos se repiten, pero según quien sea el narrador, varían los diálogos, las intenciones de cada personaje e incluso la posición de la cámara.

El guion acierta al dejar a Marguerite, la víctima, para el final, pues tiene un mayor impacto y contundencia acercarse a la verdad teniendo que atravesar primero el campo minado de las mentiras, abusos y mezquindades de personajes masculinos que tratan a las mujeres como mercancía, como una propiedad en litigio, como seres decorativos sin voz ni voto. 

Evidentemente, es una lectura contemporánea de las relaciones entre hombres y mujeres, así como una crítica directa a las distintas formas de abuso del patriarcado, pero felizmente Scott y sus guionistas tienen la suficiente inteligencia para, en vez quedarse en la superficie de un panfleto, explorar las dinámicas de poder que se establecen entre los personajes, utilizando el dinero, la política y el sexo como los ejes sobre los cuales unos imponen su voluntad sobre otros.


No solo el fondo ofrece reflexiones oportunas sobre comportamientos de la sociedad actual, sino que la forma es igual de fascinante. Demostrando una inspiración que no lo acompañaba desde hace buen tiempo, Ridley Scott domina con maestría tanto las escenas en las que los conflictos se expresan de manera verbal (la dirección de actores es notable, destacando sobre todo Jodie Comer), como a nivel físico. 

La brutal escena del duelo final se convierte en un portentoso espectáculo visual que, en toda su violencia y crudeza, recrea una lucha de egos tan grandes pero a la vez tan frágiles que ni las armaduras pueden proteger.

Calificación: 8/10.

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