Ni Cenicienta ni Mujer bonita, sino una sobreviviente de la clase trabajadora

Anora (Estados Unidos, 2024) es una comedia sensacional que comienza como un homenaje a los clásicos de la screwball comedy para luego utilizar el humor punzante como un bisturí que se adentra en los costados más íntimos y patéticos del sueño americano, evidenciando sus profundas grietas, mientras analiza los inesperados gestos de solidaridad que sostienen la resiliencia de la clase trabajadora.

Anora "Ani" Mikheeva (Mikey Madison) es una trabajadora sexual que labora en un club de striptease de Brooklyn. Una noche conoce a Vanya (Mark Eydelshteyn), quien resulta ser el hijo de un oligarca ruso. El engreído e impulsivo joven la contrata para que lo visite regularmente en su mansión y un día le pide que se case con él. Luego de celebrar su boda en Las Vegas, la noticia llega a Rusia, lo que ocasiona que los padres de Vanya se dirijan hacia Nueva York con el objetivo de anular el matrimonio a como dé lugar.


El cineasta estadounidense Sean Baker se ha especializado en retratar con sensibilidad y una mirada humanista a personajes que viven en los márgenes de la sociedad y que buscan la mejor manera de sortear los obstáculos en un entorno deshumanizado y egoísta. Como las mujeres transgénero de Tangerine, la familia sin hogar de The Florida Project y la ex estrella del cine porno en Red Rocket, la stripper Ani de Anora es una sobreviviente.

Lejos de ser una versión contemporánea de Cenicienta o de Mujer bonita, Anora no es un edulcorado cuento de hadas ni tampoco una trivialización de las penurias de las personas con menos privilegios. Ani no teme tomar al toro de su destino por las astas para intentar sacarle la vuelta al sistema. Pero su sueño americano pronto se transforma en una pesadilla a medida que la familia de Vanya y los matones que trabajan para ellos tratan de deportar a Ani del paraíso.

En el rol de Ani, Mikey Madison ofrece una actuación fenomenal y colmada de capas (de ímpetu, valentía, ingenio, descaro) con las que tapa una profunda necesidad de recibir un afecto sincero, que no esté mediado por transacciones económicas. En tanto, el actor ruso Yura Borisov (Compartimento nº 6) compone en Igor un personaje entrañable, que, bajo su amenazante fachada de matón, esconde una gran empatía y tiene varios momentos de solidaridad hacia Ani, enseñándole a ver que ambos son solo peones en el tablero de ajedrez de una familia muy poderosa.


Balanceando el humor sarcástico, el comentario social y el ritmo adrenalínico propio del cine de los hermanos Safdie (en especial Uncut Gems), Anora es un retrato sin (pre)juicios ni estigmas de la perseverancia y la inagotable capacidad de adaptación de las trabajadoras sexuales y otros integrantes de la clase trabajadora. Al mismo tiempo, ofrece una ácida mirada a las marcadas diferencias sociales en una ciudad cosmopolita como New York y la despreocupada manera de los millonarios de querer obtener todo lo que el dinero puede comprar… excepto la dignidad de la gente que quieren dominar.

En su memorable desenlace, que tiene la inmensidad de un océano, mientras dos cuerpos se buscan, se acercan y se repelen confluyen muchos de los ríos de sensaciones que han atravesado la película: sensualidad, erotismo, confusión, vulnerabilidad, agresividad, ternura y, sobre todo, una desoladora soledad.

Calificación: 8/10.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Chabuca: Unas polleras brillan más que otras

Saltos al vacío y saltos de fe

Érase una vez en los Andes y Beetlejuice Beetlejuice