Los asesinos de la luna: Los pozos de corrupción y codicia
Los asesinos de la luna (Killers of the Flower Moon, Estados Unidos 2023) constituye un retrato amargo y escalofriante de los pozos de corrupción, codicia y falta de escrúpulos que se esconden bajo los cimientos de la sociedad estadounidense. Con una fuerza que avanza de forma serena pero implacable, se erige como un nuevo clásico en la filmografía del octogenario director Martin Scorsese.
En la década de 1920, el pueblo originario de la nación Osage, afincado en Oklahoma, descubre que debajo del terreno que ellos ocupan hay una gran cantidad de petróleo y de pronto se vuelven millonarios. Esto desencadena la ambición desmedida de un grupo de hombres blancos, que quieren arrebatarles su dinero a como dé lugar, ya sea casándose por conveniencia con sus mujeres o asesinándolos uno por uno para despojarlos de su fortuna.
Adaptando el libro homónimo de David Grann, Martin Scorsese y Eric Roth escriben un guion que se cocina a fuego lento, tomándose su tiempo para desarrollar la complejidad de las relaciones entre los personajes blancos y los de la nación Osage, explorando cómo detrás de estas interacciones inicialmente disfrazadas de falsa amabilidad se va gestando un cruento plan criminal.
De este modo, aquí podemos encontrar también dos grandes temas omnipresentes en el cine de Scorsese: el funcionamiento del crimen organizado y la violencia intrínseca del ser humano, que han estado latentes desde Taxi Driver hasta El irlandés, pero aquí adapta esos temas al contexto de la lucha de poder que ocasiona el boom del petróleo en una década decisiva para el crecimiento económico de Estados Unidos.
A sus 80 años, el veterano director Martin Scorsese demuestra una vitalidad, una claridad de pensamiento y una precisión que ya quisieran tener varios de sus colegas contemporáneos. Con una puesta en escena impecable, el maestro neoyorquino reflexiona con dolor y amargura sobre los terribles crímenes cometidos contra los pueblos originarios de su país, un tema que parece haber sido convenientemente olvidado o minimizado por la historia oficial y el cine.
Detrás de cámaras Scorsese también se ha rodeado de algunos colaboradores habituales que ofrecen trabajos sobresalientes: desde la imponente fotografía de Rodrigo Prieto que obtiene imágenes sobrecogedoras del fuego, el petróleo y la tierra; hasta el montaje de Thelma Schoonmaker, quien mantiene un ritmo palpitante a lo largo de las 3 horas y media que dura este largometraje.
Moviéndose fluidamente entre los códigos del western, el thriller, el policial y el drama judicial, Los asesinos de la luna también es una historia de amor y de terror. Tal es la escala ambiciosa de Scorsese, quien se guarda para el desenlace un ingenioso toque maestro, con el que le devuelve al cine la capacidad de hipnotizar no solo con las imágenes, sino con las palabras y los sonidos, con la envolvente capacidad de una narración que atrapa y cuestiona. Y fascina, por supuesto.
Calificación: 9/10.
Esta película está en la cartelera peruana.
En la década de 1920, el pueblo originario de la nación Osage, afincado en Oklahoma, descubre que debajo del terreno que ellos ocupan hay una gran cantidad de petróleo y de pronto se vuelven millonarios. Esto desencadena la ambición desmedida de un grupo de hombres blancos, que quieren arrebatarles su dinero a como dé lugar, ya sea casándose por conveniencia con sus mujeres o asesinándolos uno por uno para despojarlos de su fortuna.
Adaptando el libro homónimo de David Grann, Martin Scorsese y Eric Roth escriben un guion que se cocina a fuego lento, tomándose su tiempo para desarrollar la complejidad de las relaciones entre los personajes blancos y los de la nación Osage, explorando cómo detrás de estas interacciones inicialmente disfrazadas de falsa amabilidad se va gestando un cruento plan criminal.
De este modo, aquí podemos encontrar también dos grandes temas omnipresentes en el cine de Scorsese: el funcionamiento del crimen organizado y la violencia intrínseca del ser humano, que han estado latentes desde Taxi Driver hasta El irlandés, pero aquí adapta esos temas al contexto de la lucha de poder que ocasiona el boom del petróleo en una década decisiva para el crecimiento económico de Estados Unidos.
A sus 80 años, el veterano director Martin Scorsese demuestra una vitalidad, una claridad de pensamiento y una precisión que ya quisieran tener varios de sus colegas contemporáneos. Con una puesta en escena impecable, el maestro neoyorquino reflexiona con dolor y amargura sobre los terribles crímenes cometidos contra los pueblos originarios de su país, un tema que parece haber sido convenientemente olvidado o minimizado por la historia oficial y el cine.
Por primera vez, Scorsese ha reunido a sus dos actores fetiche: Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. El primero compone minuciosamente las distintas aristas de un hombre patético, codicioso y convenido, mientras que De Niro encarna con maestría el mal enquistado en lo alto de la pirámide de poder de una comunidad. Por su parte, Lily Gladstone está sensacional en el rol de Mollie, una mujer enferma de diabetes que se enamora del hombre equivocado. A través de largas miradas con las que estudia su entorno, Gladstone transmite la sabiduría e impotencia de quien se da cuenta que lo está perdiendo todo, pero no puede hacer nada para detenerlo.
Detrás de cámaras Scorsese también se ha rodeado de algunos colaboradores habituales que ofrecen trabajos sobresalientes: desde la imponente fotografía de Rodrigo Prieto que obtiene imágenes sobrecogedoras del fuego, el petróleo y la tierra; hasta el montaje de Thelma Schoonmaker, quien mantiene un ritmo palpitante a lo largo de las 3 horas y media que dura este largometraje.
Moviéndose fluidamente entre los códigos del western, el thriller, el policial y el drama judicial, Los asesinos de la luna también es una historia de amor y de terror. Tal es la escala ambiciosa de Scorsese, quien se guarda para el desenlace un ingenioso toque maestro, con el que le devuelve al cine la capacidad de hipnotizar no solo con las imágenes, sino con las palabras y los sonidos, con la envolvente capacidad de una narración que atrapa y cuestiona. Y fascina, por supuesto.
Calificación: 9/10.
Esta película está en la cartelera peruana.
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