Resurrecciones y reencarnaciones
Comparto mis críticas de dos nominadas al Oscar 2024 en la categoría de mejor película: Pobres criaturas y Vidas pasadas.
El festín de Yorgos y Emma
Pobres criaturas (Poor Things, Irlanda / Reino Unido 2023) es una película tan desenfadada e impredecible como su protagonista. Es una fábula de ciencia ficción, con un pie en la comedia negra y el otro en el terror gótico, que comienza como una relectura de Frankenstein en clave feminista, pero luego adquiere capas cada vez más complejas, bizarras y sarcásticas que sorprenden por su lucidez y libertad creativa.
El científico Godwin Baxter (Willem Dafoe) devuelve a la vida a una mujer embarazada que se suicidó lanzándose de un puente. Luego de recibir un trasplante de cerebro, la vida de Bella (Emma Stone), comienza de cero. Ansiosa por aprender y obtener nuevas experiencias, huye junto al abogado Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), con quien se aventura a conocer el mundo.
A nivel narrativo, el guion es tan provocador, audaz e irreverente como las películas anteriores del director griego Yorgos Lanthimos, en especial Langosta y La favorita. En el exquisito plano visual, la fotografía, el diseño de producción, el diseño de vestuario y los efectos visuales contribuyen a crear un universo retrofuturista, que está anclado en la época victoriana, pero con una estética surrealista y kitsch. Cada encuadre tiene una gran riqueza de texturas y detalles extravagantes. Y a nivel sonoro, la música de Jerskin Fendrix genera una atmósfera inquietante e hipnótica, de comedia retorcida que puede tornarse en pesadilla en cualquier momento.
En el centro de ese festín audiovisual, Emma Stone encarna magistralmente cada etapa de la evolución de una mujer que se libera progresivamente de todas las convenciones sociales y aprende a conocer y disfrutar su cuerpo, su autonomía y su libre albedrío. Es un verdadero deleite verla entregarse sin miedos ni tabúes a un personaje tan desafiante a nivel físico y emocional. En papeles secundarios, Willem Dafoe y Mark Ruffalo también ofrecen dos actuaciones notables, que fluctúan entre el humor y la melancolía.
Se pueden trazar varios paralelos entre Barbie y Pobres criaturas. Ambas comedias parten de una premisa con ciertas similitudes: una mujer vive encerrada en un mundo controlado y aparentemente armónico, pero luego ella decide salir a conocer el mundo real, donde reina el patriarcado. Pero la gran diferencia es que mientras en Barbie el mensaje feminista es un panfleto que se machaca con torpeza y de forma superficial, Pobres criaturas es una película más consecuente y descarada, que no se aprovecha del feminismo para vender muñecas, sino que conversa con humor e inteligencia sobre las distintas formas de opresión y control que ejercen los hombres sobre las mujeres, sin caer en la victimización, sino más bien mostrando la subversiva liberación de una mujer que decide reiniciar su vida y las reglas del mundo que la rodea.
Calificación: 8/10.Amores perdidos y reencontrados
Vidas pasadas (Past Lives, Estados Unidos / Corea del Sur 2023) es un delicado drama romántico que seduce desde la primera escena, ambientada en un bar. Tres personajes conversan en la barra: un coreano, una coreana y un estadounidense. A lo lejos, dos personas que no vemos intentan descifrar la conexión entre ellos y se preguntan si son amigos, si son turistas, si ella es pareja de alguno de los dos hombres. El espectador aún no lo sabe, pero en la siguiente hora y 45 minutos, la directora Celine Song lo invitará a desentrañar las complejidades de las relaciones humanas, del amor perdido y recuperado, a partir de esos tres personajes.
La película está estructurada en tres partes. En el primer tercio, conocemos a Nora y Hae Sung, dos niños con una fuerte conexión, que se separan cuando la familia de Nora emigra desde Corea del Sur a Canadá. En el segundo episodio, 12 años más tarde, Nora (Greta Lee) vive en New York y Hae Sung (Teo Yoo) sigue en Corea. Luego de reconectarse por Facebook, empiezan a conversar a diario por Skype, hasta que pasa algo que los vuelve a separar. En el tercer y último acto, transcurren 12 años más y ambos se reencuentran en Nueva York durante una semana en la que deben enfrentarse a algunos asuntos pendientes.
La dramaturga surcoreana Celine Song hace su debut como directora con esta película envolvente, en la que demuestra una gran sensibilidad para observar y mostrar los matices del amor en distintas etapas: el amor platónico en la adolescencia, el amor a distancia con todos sus obstáculos, el amor que idealiza al otro, el amor adulto que entiende que una relación es una negociación constante, el amor que se reencuentra años después y que cuestiona el rumbo que uno ha tomado en la vida.
A nivel de puesta en escena, Song filma con mucha sutileza y sofisticación la cercanía, el anhelo y el deseo entre sus personajes, así como la emoción implícita que llena los espacios en blanco. En ese sentido, Vidas pasadas trajo a mi memoria dos grandes películas que también han filmado el proceso de enamoramiento a partir de silencios cómplices o miradas que expresan más que las palabras: Con ánimo de amar de Wong Kar-Wai y Antes del amanecer de Richard Linklater.
Elevada por las fantásticas actuaciones de Greta Lee y Teo Yoo, Vidas pasadas es una de las mejores películas románticas de los últimos años. Tiene una honestidad y una serena melancolía que se cuelan bajo la piel y que llevan al espectador a conectarse con sus propias experiencias y recuerdos. Su desenlace golpea con fuerza, sin caer en la cursilería ni el melodrama. Sin necesidad de diálogos, ese final nos recuerda que hay personas y sentimientos de vidas pasadas que siempre ocuparán un lugar importante en la vida presente.
Calificación: 8/10.
El festín de Yorgos y Emma
Pobres criaturas (Poor Things, Irlanda / Reino Unido 2023) es una película tan desenfadada e impredecible como su protagonista. Es una fábula de ciencia ficción, con un pie en la comedia negra y el otro en el terror gótico, que comienza como una relectura de Frankenstein en clave feminista, pero luego adquiere capas cada vez más complejas, bizarras y sarcásticas que sorprenden por su lucidez y libertad creativa.
El científico Godwin Baxter (Willem Dafoe) devuelve a la vida a una mujer embarazada que se suicidó lanzándose de un puente. Luego de recibir un trasplante de cerebro, la vida de Bella (Emma Stone), comienza de cero. Ansiosa por aprender y obtener nuevas experiencias, huye junto al abogado Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), con quien se aventura a conocer el mundo.
A nivel narrativo, el guion es tan provocador, audaz e irreverente como las películas anteriores del director griego Yorgos Lanthimos, en especial Langosta y La favorita. En el exquisito plano visual, la fotografía, el diseño de producción, el diseño de vestuario y los efectos visuales contribuyen a crear un universo retrofuturista, que está anclado en la época victoriana, pero con una estética surrealista y kitsch. Cada encuadre tiene una gran riqueza de texturas y detalles extravagantes. Y a nivel sonoro, la música de Jerskin Fendrix genera una atmósfera inquietante e hipnótica, de comedia retorcida que puede tornarse en pesadilla en cualquier momento.
En el centro de ese festín audiovisual, Emma Stone encarna magistralmente cada etapa de la evolución de una mujer que se libera progresivamente de todas las convenciones sociales y aprende a conocer y disfrutar su cuerpo, su autonomía y su libre albedrío. Es un verdadero deleite verla entregarse sin miedos ni tabúes a un personaje tan desafiante a nivel físico y emocional. En papeles secundarios, Willem Dafoe y Mark Ruffalo también ofrecen dos actuaciones notables, que fluctúan entre el humor y la melancolía.
Se pueden trazar varios paralelos entre Barbie y Pobres criaturas. Ambas comedias parten de una premisa con ciertas similitudes: una mujer vive encerrada en un mundo controlado y aparentemente armónico, pero luego ella decide salir a conocer el mundo real, donde reina el patriarcado. Pero la gran diferencia es que mientras en Barbie el mensaje feminista es un panfleto que se machaca con torpeza y de forma superficial, Pobres criaturas es una película más consecuente y descarada, que no se aprovecha del feminismo para vender muñecas, sino que conversa con humor e inteligencia sobre las distintas formas de opresión y control que ejercen los hombres sobre las mujeres, sin caer en la victimización, sino más bien mostrando la subversiva liberación de una mujer que decide reiniciar su vida y las reglas del mundo que la rodea.
Calificación: 8/10.Amores perdidos y reencontrados
Vidas pasadas (Past Lives, Estados Unidos / Corea del Sur 2023) es un delicado drama romántico que seduce desde la primera escena, ambientada en un bar. Tres personajes conversan en la barra: un coreano, una coreana y un estadounidense. A lo lejos, dos personas que no vemos intentan descifrar la conexión entre ellos y se preguntan si son amigos, si son turistas, si ella es pareja de alguno de los dos hombres. El espectador aún no lo sabe, pero en la siguiente hora y 45 minutos, la directora Celine Song lo invitará a desentrañar las complejidades de las relaciones humanas, del amor perdido y recuperado, a partir de esos tres personajes.
La película está estructurada en tres partes. En el primer tercio, conocemos a Nora y Hae Sung, dos niños con una fuerte conexión, que se separan cuando la familia de Nora emigra desde Corea del Sur a Canadá. En el segundo episodio, 12 años más tarde, Nora (Greta Lee) vive en New York y Hae Sung (Teo Yoo) sigue en Corea. Luego de reconectarse por Facebook, empiezan a conversar a diario por Skype, hasta que pasa algo que los vuelve a separar. En el tercer y último acto, transcurren 12 años más y ambos se reencuentran en Nueva York durante una semana en la que deben enfrentarse a algunos asuntos pendientes.
La dramaturga surcoreana Celine Song hace su debut como directora con esta película envolvente, en la que demuestra una gran sensibilidad para observar y mostrar los matices del amor en distintas etapas: el amor platónico en la adolescencia, el amor a distancia con todos sus obstáculos, el amor que idealiza al otro, el amor adulto que entiende que una relación es una negociación constante, el amor que se reencuentra años después y que cuestiona el rumbo que uno ha tomado en la vida.
A nivel de puesta en escena, Song filma con mucha sutileza y sofisticación la cercanía, el anhelo y el deseo entre sus personajes, así como la emoción implícita que llena los espacios en blanco. En ese sentido, Vidas pasadas trajo a mi memoria dos grandes películas que también han filmado el proceso de enamoramiento a partir de silencios cómplices o miradas que expresan más que las palabras: Con ánimo de amar de Wong Kar-Wai y Antes del amanecer de Richard Linklater.
Elevada por las fantásticas actuaciones de Greta Lee y Teo Yoo, Vidas pasadas es una de las mejores películas románticas de los últimos años. Tiene una honestidad y una serena melancolía que se cuelan bajo la piel y que llevan al espectador a conectarse con sus propias experiencias y recuerdos. Su desenlace golpea con fuerza, sin caer en la cursilería ni el melodrama. Sin necesidad de diálogos, ese final nos recuerda que hay personas y sentimientos de vidas pasadas que siempre ocuparán un lugar importante en la vida presente.
Calificación: 8/10.
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