El poder del perro: Un western fascinante que muestra un siniestro juego de poder

El poder del perro (The Power of the Dog, Reino Unido / Australia 2021) es un extraordinario western que cabalga a paso lento hasta transformarse en un sorprendente thriller psicológico, en el cual la directora Jane Campion analiza desde diferentes aristas la construcción de la masculinidad, la represión de los deseos y las estrategias de sobrevivencia en una tierra árida.

La película es una adaptación de la novela homónima (1967) de Thomas Savage. Ambientada en 1925 en Montana, la historia sigue a dos hermanos adinerados que tienen un rancho: el tosco Phil (Benedict Cumberbatch) y el más refinado George (Jesse Plemons). Cuando este último se casa con Rose (Kirsten Dunst), Phil se siente amenazado y emprende una guerra de imprevisibles consecuencias contra ella y su delicado hijo Peter (Kodi Smit-McPhee).


Con gran astucia y ambigüedad, el guion de Jane Campion plantea un escenario inicial en el que Phil se muestra como un bully que manipula, humilla e infunde miedo en los demás. Cuando Phil pregunta quién habrá sido la doncella que creó un ramo con flores de papel para decorar la mesa de un restaurante y Peter responde que fue él, Phil le responde con burlas y comentarios despectivos. En una poderosa metáfora, luego Phil procede a quemar la rosa de papel, lo que representa su agresividad hacia Rose y la amenaza que se cierne sobre ella y su hijo.

Sin embargo, progresivamente la narración desafía nuestras expectativas y nos toma por sorpresa con la revelación de algunos secretos e intenciones ocultas de otros personajes, que hacen variar totalmente las dinámicas de poder y nos llevan a cuestionar quién es realmente la víctima y quién el victimario, quién es el que ataca y quién el que se defiende.

Para que este juego siniestro funcione a la perfección, resulta clave el desempeño de los protagonistas. Benedict Cumberbatch está sensacional en la piel de un hombre que esconde una gran sensibilidad debajo de su coraza de agresión y hostilidad, Kirsten Dunst ofrece una actuación cargada de dolor y Kodi Smit-McPhee brilla al otorgarle matices inesperados y enigmáticos al solitario Peter.

Esta atmósfera enrarecida en la que los personajes dejan entrever cada vez más sus traumas y deseos no verbalizados, se apoya en la destacada fotografía de Ari Wegner que saca el máximo provecho de sus evocadores paisajes y sus sofocantes encuadres filmados en interiores, así como la hermosa partitura musical de Jonny Greewood, quien nos envuelve con sus melodías tan melancólicas como perturbadoras.

Doce años después de su último largometraje, Bright Star, la directora neozelandesa Jane Campion retorna por todo lo alto con El poder del perro, intrigándonos en cada escena hasta llegar al contundente final, en el que tanto el título de la película como la simbología de los animales (perro, caballo, vaca, conejo), que se ha sugerido durante el metraje, adquieren otro significado. En ese devastador desenlace, la narración se reconfigura ante nuestros ojos desde una nueva luz y es allí donde radica gran parte de la genialidad de este filme fascinante.

Calificación: 8/10.

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