Spider-Man: Sin camino a casa: Un shot de nostalgia para satisfacer a los fans más acérrimos

Este texto no contiene spoilers que revelen detalles importantes de la trama, más allá de lo que ya se ha visto en los trailers, pero si no has visto la película ni deseas conocer nada del argumento, recomiendo leer la crítica una vez que la hayas visto.

Spider-Man: Sin camino a casa (Spider-Man: No Way Home, Estados Unidos 2021) es un entretenido homenaje al personaje del superhéroe arácnido cuando se cumplen casi 20 años de su primera aparición en el cine. Llena de guiños y referencias a su propio legado e historia, está empaquetada para satisfacer las fantasías de los fans de ayer y hoy. ¿Pero solo ese shot de nostalgia es suficiente para sostener dos horas y media de película?


Esta secuela arranca después de los hechos de la película anterior, Spider-Man: Far from Home (2019). Cuando la verdadera identidad de Spider-Man es revelada públicamente, Peter Parker (Tom Holland) debe lidiar con una fama repentina y una campaña de desprestigio (con todo y fake news) que le ocasiona demasiados problemas a él y su entorno inmediato: su novia MJ (Zendaya), su mejor amigo Ned (Jacob Batalon) y su tía May (Marisa Tomei). 

Entonces, Peter acude a Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para que lo ayude a lograr, mediante un embrujo, que todo el mundo se olvide que él es Spider-Man, pero el hechizo sale mal y se abren portales hacia otras dimensiones del multiverso. Esto permite el indeseado retorno de viejos enemigos del superhéroe, tales como el Duende Verde (Willem Dafoe) o el Doctor Octopus (Alfred Molina).

El concepto del multiverso, que ya se había explorado con éxito en la estupenda película animada Spider-Man: Into the Spider-Verse, funciona aquí como una llave que abre la puerta a múltiples posibilidades narrativas, tales como resucitar a los muertos o traer de regreso a personajes de las sagas precedentes de Spider-Man. Esto se convierte en el gran atractivo de la película y la razón de su descomunal éxito en la taquilla mundial: el famoso fan service servido en bandeja de plata.


El director Jon Watts (Clown, Cop Car, Spider-Man: Homecoming) entiende que su misión es ofrecer un espectáculo de fuegos artificiales, divertido y nostálgico a la vez. Y en ese sentido, la película constantemente se esfuerza por satisfacer las expectativas de los fanáticos acérrimos del personaje, ofreciendo apariciones sorpresivas, escenas de comedia física y algunos momentos ciertamente emotivos. Ese correcto balance entre acción, humor y drama se logra gracias al ritmo ágil de la edición y el buen desempeño del elenco, sobre todo el siempre brillante Willem Dafoe. 

Si bien las escenas más dramáticas y las de peleas son competentes, también es cierto que el segundo y el tercer acto tienden a caer en ciertos caprichos narrativos que desafían la verosimilitud. Más aún, la película sigue esta tendencia tan de moda en Hollywood, que despoja de todo rastro de maldad a los villanos para volverlos seres incomprendidos y atormentados. Pero en ese proceso de rehabilitación, el riesgoso resultado habitual es convertirlos en personajes menos interesantes y más genéricos.

Calificación: 6/10.

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