Hasta los huesos: Las pulsiones destructivas del amor juvenil

Hasta los huesos (Bones and All, Italia / Estados Unidos 2022) narra el viaje angustiante y perturbador de dos jóvenes por pueblos recónditos de Estados Unidos. Condenados a matar para poder alimentarse, su canibalismo se puede interpretar como una metáfora de la naturaleza adictiva y las pulsiones destructivas del amor juvenil.

La película se ambienta en la década de 1980 y sigue el recorrido de Maren (Taylor Russell), una adolescente a punto de cumplir 18 años. Tras comerse el dedo de una compañera del colegio, su padre Frank (André Holland) y ella deben huir hacia otro pueblo. Cuando Frank la abandona a su suerte, Maren decide emprender un viaje para buscar a su madre. En el camino, se encuentra con otros caníbales, incluyendo a Lee (Timothée Chalamet), quien se convierte en su compañero de ruta y amante.


Como en su película más célebre y premiada,
Llámame por tu nombre, el cineasta italiano Luca Guadagnino vuelve a explorar los altibajos sentimentales y las crisis existenciales que trae consigo un romance prohibido. Y como en su remake de Suspiria, se vale de algunas convenciones del terror y el gore para mostrar cómo la pasión consume a sus protagonistas hasta volverlos esclavos de sus propios impulsos.

El guion de David Kajganich, basado en la novela Bones and All de Camille DeAngelis, toma a su vez referencias de clásicos sobre amantes malditos y criminales, en especial Bonnie and Clyde de Arthur Penn, Badlands de Terrence Malick y Natural Born Killers de Oliver Stone. Sin embargo, Hasta los huesos prefiere enfocarse más en el desarrollo del romance y el tránsito a la adultez, antes que en los dilemas morales que acarrea el asesinato de otros seres humanos, un conflicto que apenas se sugiere y en el que no se profundiza lo suficiente.


La protagonista Taylor Russell ofrece una reveladora actuación, cargada de misterio y vulnerabilidad frente al peligro latente que la rodea. En tanto, Mark Rylance compone un personaje excéntrico y perverso, que literalmente devora cada escena con una presencia que denota una falsa calma que siempre parece a punto de quebrarse y tornarse amenazante.

Apoyado en la expresiva fotografía de Arseni Khachaturan y la música disruptiva de Trent Reznor y Atticus Ross, Luca Guadagnino crea una película inquietante y melancólica que, más allá de algunas escenas sangrientas y potencialmente chocantes, lleva hasta el extremo su representación de la pasión juvenil como una necesidad incontrolable por conectarse a todo nivel con el ser amado, hasta alimentarse de ese amor y fundirse en un solo cuerpo. 

Calificación: 7/10.

Esta película está actualmente en la cartelera peruana.

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