Festival de Toronto 2021: Tres y La hija

En la publicación anterior comenté las películas Arthur Rambo y The Rescue. Continuando mi cobertura de la edición N° 46 del Festival de Cine de Toronto, comparto mis críticas de dos producciones españolas: Tres y La hija.


Tres (España) es un drama apasionante, que estimula con ingenio tanto el oído como la imaginación, al narrar el curioso caso de una diseñadora de sonido que empieza a percibir una desincronización entre la imagen y el sonido no solo en su trabajo, sino en su vida cotidiana. Dicho de otro modo, la banda sonora de su existencia (voces, música, ruido, etc.) llega a su cerebro con retraso: escucha todo unos segundos o minutos después de que ocurrió.

Esa situación desconcierta y desespera a la protagonista C (Marta Nieto), quien está atravesando problemas personales (acaba de separarse de su esposo y tiene una relación algo tensa con su madre) y se refugia en su trabajo como una válvula de escape. ¿Pero cómo puede crear, mezclar y editar el audio de las series y películas que llegan a sus manos, si no es capaz de escuchar ningún sonido en el preciso instante en que se emite?

Después del premiado cortometraje Timecode (ganador de la Palma de Oro en Cannes y nominado al Oscar), el director Juanjo Giménez explora las posibilidades narrativas que ofrece estructurar un relato a partir de esa ruptura de la sincronía entre la imagen y el sonido, entre el espacio y el tiempo. Por ejemplo, C descubre en un determinado lugar diálogos de personas que ya no están ahí. O sigue por la calle las pistas auditivas que un hombre le ha dejado sembradas con sumo cuidado, para que ella las escuche al pasar.

En el rol de C, Marta Nieto logra una extraordinaria actuación que transmite la frustración y la preocupación que su personaje siente al inicio, para después sumergirse sin miedo en la experimentación de nuevas sensaciones y el redescubrimiento de ella misma, sus orígenes y la aceptación de su condición no como una desventaja, sino como una oportunidad de viajar en el tiempo a través del sonido.

Al poner al espectador en los oídos de la protagonista y percibir el mundo como ella lo hace (como pasaba en Sound of Metal), esta película sorprendente y audaz crea una poderosa metáfora sobre esa sensación de soledad y desconexión emocional que se manifiestan cuando la comunicación con los demás llega tarde o mal, cuando el mundo alrededor parece fuera de sincronía con uno mismo.

Calificación: 8/10.

La hija (España) es una película inquietante, que va gestando lentamente un clima de suspenso creciente. Comienza como un drama social que aborda el tema del embarazo adolescente hasta que adopta la forma de un thriller sombrío, mientras suceden hechos cada vez más perturbadores a medida que se acerca el alumbramiento. 

Irene (Irene Virgüez) es una chica de 14 años que ha quedado embarazada. Huye de una correccional de menores y hace un trato con Javier (Javier Gutiérrez), uno de los profesores del centro y su esposa Adela (Patricia López Arnaiz). Ellos prometen acogerla a escondidas en su casa, con la condición de que, al dar a luz, Irene les entregue a su bebé para que ellos la críen, pues la pareja ha intentado sin éxito concebir un hijo. 

El director Manuel Martín Cuenca (Caníbal, El autor) concibe una fábula siniestra sobre los dilemas  de la maternidad. Por un lado, una madre demasiado joven duda si está preparada para asumir tanta responsabilidad y, por el otro, una mujer adulta hará hasta lo imposible por tener un hijo. Conforme los temores de ambas se transforman en angustia y desesperación, los escrúpulos se dejan de lado y comienza una lucha descarnada para quedarse con el bebé.

A nivel visual, la película tiene una cautivadora elegancia formal que saca provecho de la locación de una enorme casa aislada y rodeada de campos y montañas, que funciona al mismo tiempo como una cárcel y como un vientre que engendra instintos perversos en sus tres protagonistas. 

A pesar de los logros técnicos y la gran capacidad de Javier Gutiérrez para dotar de engañosa calidez y desconcertante ambigüedad a su personaje, el principal problema radica en el rumbo que toma el guion en la segunda mitad. De pronto, se reproducen situaciones cada vez más extremas e inverosímiles, que generan más confusión que sorpresa, pretendiendo subrayar sin mucha sutileza un alegato en contra de la maternidad subrogada.

Calificación: 5/10.

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