Festival de Cine de Lima 2024: Grand Tour y La sustancia

Comparto mis críticas de las películas Grand Tour y La sustancia, que formaron parte de la sección Aclamadas en el 28 Festival de Cine de Lima. También compitieron por la Palma de Oro en el Festival de Cannes, donde la primera obtuvo el premio a la mejor dirección (Miguel Gomes) y la segunda recibió el premio al mejor guion (Coralie Fargeat).


Grand Tour (Portugal, 2024) es un hipnótico viaje de aventuras en el cual el cineasta Miguel Gomes nos propone una inmersión sensorial a través del tiempo y el espacio, de 1917 a la actualidad y de vuelta al siglo pasado, por todo el sudeste asiático e incluso por la historia del cine y el arte de narrar en general.

La estructura de la película está compuesta de dos partes que se potencian y se complementan. En la primera mitad, ambientada en 1917, conocemos a Edward (Gonçalo Waddington), un burócrata del Imperio Británico, que decide huir de Rangún, Birmania, el día que su prometida Molly (Crista Alfaiate) llega para casarse. A partir de ahí, comienza una travesía por distintos paisajes y países del sudeste asiático. En la segunda mitad, vemos a Molly cuando llega a Rangún y luego sigue los pasos del escurridizo Edward, llegando a cada lugar que él ha visitado, solo para descubrir que él acaba de irse.

La puesta en escena de Miguel Gomes (Tabu, la trilogía de Arabian Nights) es sofisticada, evocadora y lúdica, usando los recursos del lenguaje cinematográfico para crear una experiencia compleja y fascinante. El montaje alterna las imágenes en blanco y negro de los respectivos viajes de Edward y Molly por Asia en 1917, con escenas a color que muestran un registro documental de esos mismos territorios en la actualidad, con los rostros, objetos y sonidos de la Asia contemporánea.

De ese modo, Gomes nos invita a comparar y reflexionar cuánto ha cambiado el sudeste asiático en los últimos 100 años no solo en cuanto a la arquitectura o la modernidad, sino también en términos de colonialismo, migración y permanencia de las tradiciones. Jugando con la expresividad de la música y del montaje, "El Danubio azul" empieza a sonar en medio de la fiesta de un príncipe en un palacio hace un siglo y mientras la canción continúa tocando, nos transporta al movimiento constante de una ciudad asiática contemporánea, en la que los autos, mototaxis y transeúntes se unen en una sinfonía del caos urbano.

Además del viaje que realizan los protagonistas por separado, Grand Tour también representa una travesía por distintos géneros cinematográficos: desde el relato de aventuras hasta la road movie, pasando por el drama romántico, la comedia de situaciones y el documental. Miguel Gomes no solo le rinde homenaje a los clásicos de esos géneros, sino también a todos los artistas y artesanos que dedican su vida a narrar historias, como se evidencia en las recurrentes escenas de espectáculos de marionetas que se realizan en cada país que visitan los personajes de Edward y Molly, recordándonos que por más modernidad y tecnología que haya, narrar un relato, ya sea con títeres o con las imágenes de una película, son un arte y una tradición que aún mantienen su poder de seducción a pesar del inclemente paso del tiempo.

Calificación: 8/10.


La sustancia (The Substance, Reino Unido, 2024) es una delirante y extravagante fusión de comedia, terror corporal y gore que se inspira tanto en la novela El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, así como en las películas La mosca de David Cronenberg y La muerte le sienta bien de Robert Zemeckis, para explorar la forma en la que las mujeres tienen que enfrentarse a exigentes estándares de belleza y juventud para mantenerse “vigentes” en un sistema que amenaza con descartarlas apenas empiezan a mostrar signos de envejecimiento.

Elisabeth Sparkle (Demi Moore) es una actriz ganadora del Oscar convertida en presentadora de un programa de televisión de ejercicios y aeróbicos. El día que cumple 50 años, Harvey (Dennis Quaid), el gerente de la cadena televisiva le agradece por sus servicios y la despide intempestivamente. Luego de un choque automovilístico y una revisión en el hospital, Elisabeth recibe una propuesta tentadora: probar un producto conocido como “La sustancia”, que le ofrece obtener una versión mejorada de sí misma. Entonces, luego de inyectarse ese elíxir de la eterna juventud, surge de sus entrañas Sue (Margaret Qualley), una jovencísima, despampanante y tonificada versión de Elisabeth. Ambas deberán aprender a coexistir y alternar su existencia, viviendo cada una 7 días seguidos mientras la otra hiberna.

Con un afán provocador y una mirada audaz, la directora y guionista francesa Coralie Fargeat (Revenge) prepara un embriagador cocktail en el que no solo incluye como ingredientes las referencias evidentes al cine de Stanley Kubrick, David Cronenberg o Brian De Palma, sino que se apropia de los códigos del terror corporal y el gore para crear una rabiosa fábula feminista que denuncia sin ninguna sutileza, pero con mucho ingenio y sarcasmo, los extremos a los que deben llegar las mujeres para cumplir con las expectativas de los hombres que manejan la industria del entretenimiento, así como el daño físico, emocional y mental que acarrea el sentirse obsoletas cuando su cuerpo ya no es tan joven como antes.

A los 61 años, Demi Moore hace un retorno triunfal y ofrece la mejor actuación de su carrera, mostrando una vulnerabilidad, una crudeza emocional y una intrépida voluntad por explorar cada desafío físico y psicológico del trayecto de un personaje que se va deteriorando paulatinamente. Con valentía, Moore da un salto al vacío, pero no cae el fondo del abismo, sino que se eleva más alto que nunca.

Con una duración de 2 horas y 20 minutos, La sustancia sigue el mismo recorrido que su protagonista: muta, se hincha y se estira más de la cuenta, transitando de un prólogo sensacional que muestra la evolución de la estrella de Elisabeth en el Paseo de la Fama como metáfora de su paso de la vigencia a la obsolescencia, para llegar a un fascinante segundo acto en el que todas las ideas de Fargeat bullen y se agitan con fuerza y finalmente a un tercer acto desmedido, grotesco y salvaje, que si bien peca de excesivo y chocante, es coherente con la propuesta conceptual de Fargeat. En ese desenlace, La sustancia nos restriega en la cara que las inseguridades que otros nos hacen sentir nos convierten en monstruos desesperados por obtener atención y ser aceptados.

Calificación: 7/10.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gran crítica de La Sustancia. Comparto lo mismo.

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