Festival Lima Alterna: Reflection in a Dead Diamond y Ariel

Comparto mis críticas de dos filmes vistos en la edición N° 6 del Festival Internacional de Cine Lima Alterna: Reflection in a Dead Diamond (película inaugural) y Ariel (sección Insignias).


Reflection in a Dead Diamond (Reflet dans un diamant mort, Bélgica / Francia, 2025) tiene el brillo seductor de un diamante bañado en sangre. Viajando constantemente entre el pasado y el presente, entre la realidad y la ficción, esta película propone una experiencia hipnótica, narrativamente compleja y visualmente deslumbrante, en la que cada encuadre es una obra de arte rica en estímulos: colores, texturas, destellos y múltiples referencias cinematográficas, especialmente al cine de espías y al género italiano del giallo.

John Dimas (Fabio Testi) es un hombre jubilado, que tiene 70 años y vive en un hotel de la Costa Azul. Mientras se obsesiona con la mujer de la habitación de al lado, que desaparece misteriosamente, John empieza a recordar su tumultuoso pasado en los años 60, cuando era un espía internacional que se enfrentó a muchas amenazas, como su peligrosa némesis Serpentik, una mujer enmascarada y vestida con un ceñido traje de cuero negro.

Los cineastas franceses Hélène Cattet y Bruno Forzani (Amer, Let the Corpses Tan) crean un guion complejo y lleno de capas que se asemeja a una matrioshka: es un relato que alberga en su interior otros relatos, los cuales a su vez se bifurcan en otros relatos más pequeños, llegando incluso al comentario metatextual cuando vemos la filmación de una película dentro de la película, o migrando de un medio a otro, cuando las páginas de un comic saltan literalmente a la pantalla y cobran vida como imágenes en movimiento.

Es cierto que la estructura narrativa es deliberadamente desordenada, caótica y confusa, pero en vez una narración lineal y convencional, lo que prometen Cattet y Forzani es un laberinto sensorial en el que no queda más remedio que perderse y sentirse a gusto. Cada detalle de la puesta en escena, de la fotografía, de la dirección de arte, el vestuario, el sonido y la música está milimétricamente pensado para generar sensaciones de placer, fascinación, estremecimiento o rechazo en el espectador, como aquel vestido de lentejuelas que se convierten en armas letales o esas uñas rojas que se transforman en afilados puñales.

Rindiendo homenaje al mismo tiempo al cine de espías (con guiños a los villanos excéntricos o las mujeres fatales de James Bond o las máscaras de rostros humanos de Misión: Imposible) como al derroche de sangre, sensualidad y violencia del giallo italiano, Reflection in a Dead Diamond desconcierta y seduce a partes iguales, estimulando los sentidos y la imaginación mientras el protagonista revisita sus épocas de gloria, tendiendo un puente entre el ayer y el hoy, entre la melancolía y la fantasía, entre las pulsiones de vida y muerte que pululan alrededor de él.

Calificación: 7/10.


Ariel (España / Portugal, 2025) se abre y se cierra con las imágenes de unas olas bañadas por un filtro púrpura. De pronto, el encuadre se parte tímidamente por la mitad, revelando otras imágenes que se esconden detrás y luego las dos mitades vuelven a unirse en un todo. Ese encuadre se convierte así en un telón que se abre ante nuestros ojos para presenciar una representación que rinde homenaje al poder de la ficción en la literatura, el teatro y el cine, para activar mecanismos como la imaginación y la fantasía en la vida cotidiana de las personas.

Agustina (Agustina Muñoz) es una actriz argentina que llega a una isla de las Azores en Portugal para participar en la obra La tempestad de William Shakespeare. Sin embargo, al llegar allí, nadie viene a recogerla ni puede contactar a los actores de la compañía. Incluso se topa con algo mucho más extraño: se da cuenta de que todos los habitantes de la isla son personajes escritos por Shakespeare y lo único que son capaces de decir son los diálogos de las obras del dramaturgo inglés. Atrapada en una isla Shakespeariana, Agustina debe decidir si se une a la gran obra macro que todos representan o si se rebela contra la ficción.

El director gallego Lois Patiño (Lúa vermella, Samsara) desarrolla el guion de Ariel a partir de una idea original que concibió junto al cineasta argentino Matías Piñeiro. La sensibilidad de ambos directores se cuela en la atmósfera lúdica y onírica que baña cada fotograma de esta película. La protagonista Agustina parece ingresar a un sueño o a otro umbral de la realidad desde el momento en el que el barco que la transporta a las Azores quedo preso de una suerte de hechizo por el cual todos los pasajeros se quedan profundamente dormidos, mientras las imágenes de sus rostros se funden con las imágenes de las olas que revientan en unas rocas.

Esas transiciones son la metáfora visual perfecta de todo lo que ocurrirá en la isla: la realidad y la ficción, el sueño y la vigilia, la calma y la tempestad se confunden en un solo plano y se abrazan. Agustina parece dispuesta a tratar de romper el embrujo que tiene hechizados a los habitantes de la isla, hasta que se da cuenta de que es inútil rebelarse contra los mecanismos de la ficción, ya que, tarde o temprano, su historia volverá a empezar cuando alguien vea la película, del mismo modo en que cada obra teatral vuelve a comenzar cada vez que alguien la representa. Y así la ficción se mantiene viva mientras haya un público que la lea, la vea o la escuche.

De una forma similar a los habitantes de Santiago de Chuco, que recitaban textos de César Vallejo y reivindicaban su obra en el documental De todas las cosas que se han de saber de Sofia Velázquez, los personajes de Ariel viven recitando diálogos de William Shakespeare, pero no en escenarios ni en teatros, sino en las calles, los supermercados o los bosques. El arte se vuelve así parte integral de su vida cotidiana e incluso se vuelve en su motivación principal. Porque entre ser o no ser, estos personajes deciden ser criaturas que honran las obras ideadas por su creador, ya sea un dramaturgo que imaginó las palabras que dicen o un cineasta que ideó la forma de representarlas en pantalla.

Calificación: 8/10.

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