La hija oscura: un retrato áspero y crudo de la maternidad

La hija oscura (The Lost Daughter, Estados Unidos 2021) es un drama inquietante y revelador que desmitifica la maternidad y explora las diversas expectativas sociales que pueden llegar a convertirse en una soga alrededor del cuello de las mujeres que intentan compaginar su vida profesional, familiar y afectiva, haciendo malabares para cumplir con todo lo que se espera de ellas.

Maggie Gyllenhaal es una destacada actriz que se ha caracterizado por su buena intuición al momento de elegir sus papeles. En 2020, debutó como directora de uno de los cortometrajes que componían la película coral Homemade, realizada en los primeros meses de confinamiento a causa de la pandemia de COVID-19. Un año después, dirigió y escribió el guion de su primer largometraje: La hija oscura. Es una adaptación de la novela La figlia oscura de la escritora italiana Elena Ferrante (quien firma sus obras con ese seudónimo). 


Gyllenhaal estructura hábilmente el relato en dos líneas temporales. En el presente conocemos a Leda (Olivia Colman), una mujer de más de 40 años que dicta Literatura Italiana en Cambridge. Está de vacaciones en una isla griega, donde alquila una casa cerca de la playa. Allí conoce a Nina (Dakota Johnson), una joven madre con una niña pequeña y, a partir de algunos incidentes con ellas, Leda se enfrenta a algunos recuerdos tormentosos de su propio papel como madre.

A través de varios flashbacks, nos encontramos con Leda en su juventud (interpretada por Jessie Buckley), criando a dos hijas pequeñas junto a su esposo y tratando de dedicar tiempo a su carrera como académica. La narración avanza sigilosamente en el pasado y el presente de Leda, invitándonos a descubrir cómo los secretos de cada línea de tiempo determinan su carácter y explican algunos de sus desconcertantes comportamientos.

Tanto Olivia Colman como Jessie Buckley encarnan de forma brillante a un personaje complejo, que se resiste a ser encasillado en un solo rol: madre, esposa, profesora. Ambas salen airosas del enorme desafío de otorgarle a Leda la suficiente profundidad para que podamos entender que detrás de sus miradas de incomodidad y sus sonrisas forzadas se esconde una persona que se siente perdida en un laberinto interminable de presiones que la agobian.


El mayor mérito de Gyllenhaal es generar unas atmósferas cargadas de intriga que nos advierten que hay peligros que acechan a Leda (al interior de su memoria y en su entorno),  mientras sus propias acciones y reacciones la vuelven impredecible. Pequeños detalles en la puesta en escena, las actuaciones y en el lenguaje visual van creando un clima ominoso.

Si bien el clímax no tiene la misma contundencia emocional que el resto del relato, La hija oscura es una ópera prima que entusiasma y perturba a partes iguales, con su retrato áspero y crudo de los altibajos de ser madre. Una muñeca que se le extravía a la hija de Nina se vuelve una poderosa metáfora de la maternidad: es un objeto preciado que algunos añoran y buscan con desesperación, pero Leda lo esconde, intentando en vano limpiarlo, viendo con asombro cómo emanan de él una inesperada oscuridad y una cierta descomposición. 

Calificación: 7/10.

Esta película está disponible en la plataforma de streaming Netflix.

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