Ellas hablan: Un debate necesario y liberador

Ellas hablan (Women Talking, Estados Unidos 2022) es un alegato potente, feroz y conmovedor contra la violencia sexual que sufren mujeres de todas las edades en una remota comunidad. A partir de un debate tenso y palpitante, la película plantea distintas alternativas sobre las medidas que deben tomar estas mujeres y cuestiona sus propias perspectivas con respecto a la fe, el perdón, la justicia y la posibilidad de sanar.

El guion adapta la novela homónima (2018) escrita por Miriam Toews y está inspirada en hechos reales que ocurrieron en una cerrada colonia menonita en Bolivia. Un grupo de mujeres descubre que las brutales violaciones que han estado cometiéndose contra las niñas, adolescentes y mujeres adultas de la comunidad no fueron obra de Satanás, como afirman algunos hombres de la comunidad, sino que son ellos quienes las han estado drogando con tranquilizantes para caballo y agrediendo sexualmente mientras estaban inconscientes.


Luego de ese doloroso hallazgo, todas las mujeres de la colonia se reúnen para votar y tomar una decisión. Las alternativas son: no hacer nada, quedarse y luchar o marcharse. Cuando las dos últimas opciones quedan empatadas, ocho mujeres de dos familias distintas se reúnen en lo alto de un cobertizo para debatir qué acción tomar y cuáles son los pros y los contras de quedarse y de irse.

La directora y guionista canadiense Sarah Polley (Away from Her, Stories We Tell) enmarca a sus personajes en un espacio delimitado y permite que sean las palabras (las preguntas, las diferencias de opinión, las reflexiones y las hipótesis) las que conduzcan la acción y hagan avanzar la trama hacia una resolución. Como en todo grupo humano, estas mujeres no reaccionan de la misma manera frente a la violencia, lo que da pie a acaloradas discusiones, reproches y testimonios desgarradores.

A pesar de la gravedad del tema que aborda, el guion de Sarah Polley también deja espacio para pequeñas bocanadas de humor y ligereza, que contrarrestan los momentos más duros. Los diálogos cumplen la función vital de hacernos entender la postura de cada personaje, sus temores, y remordimientos, pero también las diferentes perspectivas femeninas frente a la violencia sexual y cómo reconciliar ese trauma colectivo con su fe y su dignidad.


Siendo ella misma una talentosa y perceptiva actriz, Polley maneja una notable dirección de actores y logra que el elenco brille en conjunto. Destacan sobre todo las actuaciones de Claire Foy y Jessie Buckley, quienes tienen monólogos cargados de ira y dolor, pero también una vulnerabilidad y una necesidad de sanación que las hermana en silencio. En un papel secundario, Ben Whishaw se luce como August, el único hombre que participa en la reunión de las mujeres, para tomar nota de los acuerdos y escribir las minutas, puesto que a ninguna de ellas se les ha permitido aprender a leer ni escribir.

A pesar de que la película cuenta con numerosos flashbacks y muestra instantes cotidianos de la vida en la colonia, también puede llegar a sentirse ocasionalmente muy teatral, al transcurrir la mayor parte del tiempo en una misma locación cerrada. Sin embargo, los vibrantes diálogos y las poderosas actuaciones logran que el relato jamás sea claustrofóbico, sino que, por el contrario, abra un debate necesario y finalmente liberador sobre las experiencias que muchas mujeres viven a diario. Ellas hablan transmite la urgencia de los personajes por un cambio y la esperanza de poder liberarse de esa violencia que las desangra y las deja con heridas físicas y emocionales.

Calificación: 7/10.

Esta película está actualmente en la cartelera peruana.

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